Sube al muelle junto al London Eye al caer el día y navega a toda velocidad por el Támesis pasando por Big Ben, Tower Bridge y Canary Wharf con un grupo pequeño y un guía animado. Música, risas, salpicaduras y una bebida de temporada para cerrar mientras las luces de la ciudad se encienden a tu alrededor.
Todo se sentía más intenso al pisar el muelle junto al London Eye, como si la ciudad contuviera la respiración para nosotros. El río parecía un espejo, solo unas pinceladas naranjas y grises reflejadas del cielo. Nuestro guía (creo que se llamaba Jamie) repartía los chalecos salvavidas con una sonrisa que decía “esto lo he hecho mil veces, pero nunca me canso”. Se olía el agua del río y algo metálico, o tal vez eran nervios. Éramos doce en total, todos desconocidos al principio, acomodándonos en los asientos y soltando esos chistes nerviosos que haces cuando vas a hacer algo un poco loco en grupo.
La lancha arrancó y de repente el Parlamento y el Big Ben estaban justo ahí, más cerca que nunca desde el agua. Jamie no paraba de contar anécdotas, pero sin ese tono de guía turístico; más bien como un amigo que sabe datos curiosos del St Paul’s Cathedral (“Dicen que sobrevivió al Blitz gracias a un viento de suerte”, nos contó). Pasamos volando por el Shakespeare’s Globe y The Shard atrapaba los últimos rayos de sol. En un momento intenté sacar una foto del Tower Bridge, pero se me cayó el móvil al saltar una ola y todos nos echamos a reír, hasta el patrón se unió. Hay un instante después de pasar Canary Wharf donde todo queda en silencio por un segundo, solo el viento y el latido de tu corazón.
No esperaba sentirme tan… ligero. Quizá era estar ahí con desconocidos que se vuelven amigos, o la sensación de volar a 30 nudos mientras Londres se deslizaba en sombras doradas y azules. Al bajar la velocidad cerca del HMS Belfast, Jamie nos dio unos vasitos con una bebida de temporada (la mía sabía a manzana especiada) y brindamos sin decir mucho. El sol ya se había escondido tras el skyline, dejando solo siluetas de esos edificios famosos. De camino a Waterloo, con el pelo aún húmedo por el rocío, me pillé sonriendo sin motivo. Esa sensación se quedó conmigo más tiempo del que imaginé.
No, esta actividad es solo para adultos mayores de 18 años. Puede que pidan identificación al embarcar.
El tour parte desde el muelle del London Eye, en la orilla sur del centro de Londres.
Cada lancha lleva hasta 12 pasajeros para mantener un ambiente íntimo y cómodo.
Pasarás por Big Ben, el Parlamento, la Catedral de San Pablo, Shakespeare’s Globe, The Shard, Tower Bridge, Canary Wharf, HMS Belfast y más.
Sí, un guía local experto acompaña el recorrido con comentarios y mantiene la energía durante todo el paseo.
Incluye una bebida de temporada al regresar cerca de Tower Bridge antes de volver al muelle del London Eye.
Sí, todos los pasajeros reciben chalecos salvavidas antes de zarpar por seguridad.
Las lanchas no están adaptadas para sillas de ruedas; los pasajeros deben poder sentarse sin ayuda y contar con apoyo para bajar escaleras si es necesario.
Tu noche incluye comentarios expertos de un guía local y un patrón profesional mientras recorres el Támesis en grupo pequeño (máx. 12), todo el equipo de seguridad incluido, como chaleco salvavidas, y una bebida de temporada tras la aventura antes de regresar al muelle del London Eye.
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