Tú decides tu aventura en Zakynthos: playas, cuevas o pueblos. Un guía local se encarga de todo, desde joyas ocultas hasta lugares famosos. Sin aglomeraciones, solo momentos auténticos a tu ritmo.
Empezamos el día con nuestro guía esperándonos justo afuera del hotel, sin tener que preocuparnos por buscar el punto de encuentro. El coche estaba fresco y cómodo, algo que se agradeció porque el sol ya calentaba fuerte la isla. Antes de arrancar, nuestro guía nos preguntó qué queríamos ver primero. Yo mencioné la playa de azufre con aguas lechosas que había oído, y mi pareja quería conocer el famoso naufragio. Él sonrió y dijo: “Sé justo cómo encajarlo todo”.
La primera parada fue el pueblo de Bochali. Está en lo alto, casi flotando sobre la ciudad de Zakynthos. Hay una pequeña cafetería con sillas de plástico donde los locales toman café fuerte, y las vistas son increíbles: se ven los ferris entrando y saliendo del puerto, y en un día claro, hasta el Peloponeso a lo lejos. Paseamos hasta la iglesia diminuta de Zoodochos Pigi, con las puertas abiertas y velas encendidas. El aroma a pino del viejo castillo veneciano cercano se mezclaba con el aire salado, algo que se te queda grabado.
Después fuimos a la playa de Xigia. El camino bajando es un poco rocoso, pero ya se huele el azufre antes de ver el agua. No es para todos, pero a mí me encantó: el mar tiene un azul turbio y una textura sedosa al tacto. Hay un sistema de poleas que baja bebidas desde el chiringuito en lo alto del acantilado hasta tu toalla (me sigue haciendo gracia recordarlo). No había mucha gente, solo unos pocos locales charlando en griego y algunos bañistas haciendo fotos desde arriba.
Al mediodía llegamos al mirador de Navagio. Nuestro guía calculó el momento justo para que el sol iluminara la cala y resaltara esos tonos turquesa que parecen mágicos a esa hora. Lo seguimos por un sendero pedregoso (cuidado al andar, es irregular) hasta un punto perfecto para la foto clásica del naufragio abajo. El aroma a romero y salvia salvaje subía desde los acantilados. Los barcos parecían flotar sobre cristal; se veían sus sombras en el fondo marino. Nuestro guía nos ayudó a encontrar el mejor ángulo para las fotos, sabía muy bien lo que hacía.
Luego subimos a un pequeño barco por la costa oeste. Las Cuevas Azules eran impresionantes: la luz del sol rebotaba en el agua y teñía todo con un azul eléctrico. El guía nos llevó dentro de una cueva para nadar y hacer snorkel. El agua estaba fría al principio, pero era cristalina; se veían peces diminutos nadando entre los pies. Dentro de la cueva el eco era tan suave que parecía otro mundo.
La última parada fue Porto Limnionas. El camino pasaba por el pueblo de Agios Leon, donde viejos jugaban a las cartas frente a una taberna y cabras paseaban por la carretera. Porto Limnionas está escondido y tiene un aire salvaje, con rocas escarpadas y aguas tan claras que se ve cada piedra en el fondo. Nadamos hasta que se nos arrugaron los dedos y nos tumbamos a escuchar el zumbido de las cigarras bajo el calor. No había muchos turistas, solo familias locales. Sentimos que habíamos encontrado nuestro rincón secreto en Zakynthos.
¡Claro! El itinerario es totalmente personalizable, solo dile a tu guía qué te interesa y te ayudará a planear la ruta perfecta.
Sí, si quieres nadar o hacer snorkel dentro de las Cuevas Azules, tu guía lo organizará durante el paseo en barco por la costa.
El transporte está cubierto, pero las comidas y entradas corren por tu cuenta para que elijas dónde y qué comer.
¡Sí! Disponemos de asientos para bebés y cochecitos si los necesitas. El tour es apto para todos los niveles físicos, solo avisa si tienes alguna necesidad especial al reservar.
Tu tour privado incluye transporte en vehículo con aire acondicionado, agua embotellada para todos, seguro completo y guía local de principio a fin. También recogida y regreso en cualquier punto de Zakynthos.
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