Vas a recorrer París en un Citroën 2CV vintage con un guía local que conoce cada atajo y anécdota. Paradas rápidas en Montmartre para ver plazas y vistas, paseos por las calles vibrantes de Le Marais y momentos de calma dentro de Saint-Sulpice. Quizás hasta aprendas un poco de francés — o al menos lo intentes.
Lució el claxon dos veces y luego saludó desde el asiento del conductor — ese viejo 2CV azul parecía sacado de una postal, aunque sonaba más ruidoso de lo que esperaba. Nuestro guía, Luc, tenía una risa que rompía el tráfico matutino. Nos acomodamos (me di un golpe en la rodilla con la puerta) y arrancamos por esas calles estrechas de París. El aire olía a café y a lluvia sobre piedra — o quizás era mi imaginación mientras pasábamos por Saint-Sulpice. Luc señaló una panadería donde dice que los croissants son “bastante buenos”, lo cual aquí es un cumplido de verdad.
Entre edificios, me iba asomando a Montmartre — ¿sabes esa sensación de no saber si estás viendo algo real o recordando una película? Bajamos cerca de la plaza de los artistas y de repente todo sonaba más fuerte: música mezclada con voces, alguien dibujando retratos mientras un niño perseguía palomas. La subida a Sacré-Cœur me dejó sin aliento (debería haber evitado ese segundo pain au chocolat), pero wow — la vista de París todavía me acompaña. Luc nos contó sobre las Abbesses y cómo su abuela solía bailar allí los fines de semana. Intenté pronunciar “Le Marais” bien; se rió y me dijo que sonaba como su primo de Lyon.
El Barrio Latino se sentía diferente — más joven, con estudiantes por todas partes y librerías que desbordaban sus libros en las aceras. Entramos en Saint-Sulpice para un minuto de silencio fresco, algo que no esperaba tan relajante después del ruido de la ciudad. En Le Marais, los adoquines hacían que el coche brincara tanto que casi se me cae el móvil del regazo (mejor agarra bien tus cosas). Había tiendas pequeñas con pañuelos coloridos en las ventanas y gente discutiendo animadamente sobre precios de quesos en un mercado callejero. La verdad, perdí la noción del tiempo — es fácil cuando te pasean en algo que parece sacado de una película antigua.
Sí, el transporte es accesible y todas las zonas son aptas para sillas de ruedas.
El tour dura aproximadamente dos horas.
Sí, hay tiempo para bajarse y caminar por Montmartre durante el tour.
Sí, se permiten bebés y niños pequeños; se aceptan cochecitos y hay asientos especiales para bebés.
El recorrido incluye Montmartre, Le Marais, el Barrio Latino (5º distrito), Saint-Germain (6º distrito) y la iglesia de Saint-Sulpice.
No se menciona recogida en hotel; consulta con el proveedor para más detalles.
Sí, los animales de servicio están permitidos en este tour.
El itinerario puede variar por tráfico, clima, eventos o imprevistos; no se garantiza visitar todos los lugares.
Tu paseo incluye un chófer-guía privado que conoce París al dedillo. El Citroën 2CV vintage es cómodo para tu grupo (incluso cochecitos o animales de servicio si hace falta), con paradas flexibles para caminar por Montmartre o entrar en iglesias como Saint-Sulpice durante el recorrido.
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