Recorrerás Montmartre o Notre Dame con un guía local, probando quesos artesanales, pasteles recién horneados, embutidos selectos y vinos regionales. Risas con copas desparejadas y historias detrás de cada bocado. No es solo comida, es sentir París por unas horas.
“Tienes que probar este — pero no lo huelas antes,” sonrió nuestro guía, ofreciéndome un trozo de queso que parecía capaz de tumbarme. Estábamos en algún rincón de Montmartre, entre la ventana empañada de una panadería por los croissants recién horneados y una carnicería donde el aire olía a pimienta y algo ahumado. No esperaba reír tanto antes del mediodía, pero ahí estábamos, aprendiendo cómo los parisinos realmente hacen la compra para la cena (y, al parecer, chismean sobre los vecinos mientras lo hacen). La lluvia había parado justo cuando empezamos a caminar, así que los adoquines brillaban y todo se sentía más vivo: colores, olores, hasta el sonido de las motos subiendo la colina.
Perdía la cuenta de cuántas cosas probábamos — ¿sería el cuarto tipo de pan? ¿O el quinto? Nuestra guía (creo que se llamaba Camille) conocía a todos los tenderos por su nombre. Nos señalaba detalles: por qué la corteza de esta boulangerie es más oscura, cómo reconocer un auténtico saucisson. En un momento nos hizo adivinar cuál pastel estaba hecho con harina de castaña; me equivoqué y me gastó una broma sobre mi “paladar de turista”. El vino llegó después, servido en copas desparejadas en un cuartito que parecía la sala de estar de alguien. Todavía recuerdo esa tarta que probamos — hojaldrada, tibia, apenas dulce. No sé si la encontraré fuera de París.
Si eliges el tour gastronómico de Notre Dame, empieza cerca de Le Marais y serpentea por esas callejuelas medievales donde casi puedes oír ecos si caminas despacio. Hubo un momento en la Île Saint-Louis: mordiendo un macaron mientras mirábamos los barcos deslizarse bajo el Pont Marie. El perro de alguien ladró a las palomas y un anciano nos miró como si fuéramos de allí. No todo fue perfecto — me manché la camisa con chocolate y Li se rió tanto que casi se le cae la ostra — pero, sinceramente, eso lo hizo aún mejor. Todo se sentía auténtico.
El tour incluye más de 7 degustaciones diferentes además de vino.
Puedes elegir enfocarte en Montmartre o en Notre Dame para el tour.
El tour ofrece varias degustaciones pero no incluye almuerzo sentado.
Sí, incluye vinos tintos de calidad junto con las degustaciones.
No, no hay recogida en hotel; el encuentro es en el punto de inicio.
No, lamentablemente no se pueden adaptar dietas veganas en estos tours.
No se pueden atender alergias a gluten o lácteos debido a los productos del menú.
No se especifica la duración exacta, pero se espera varias horas caminando y degustando con el grupo.
Los bebés deben ir en brazos de un adulto; es apto para la mayoría excepto personas con movilidad limitada.
No se permiten mascotas en estos tours.
Tu día incluye paseos guiados por Montmartre o Notre Dame con paradas en tiendas artesanales para probar panes recién horneados, pasteles de temporada, quesos franceses selectos, embutidos, macarons o chocolates (según la ruta), tartas y postres regionales, además de copas de vino tinto durante el recorrido. Cada ruta termina compartiendo todo lo que has probado — incluyendo un plato secreto único de la zona elegida.
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