Tomarás un autobús temprano desde tu hotel y luego un corto paseo en barco hasta Malamala Beach Club, un lugar donde el tiempo se detiene entre chapuzones en aguas turquesas y almuerzos tranquilos bajo palmeras. Con kayaks y tablas de paddle incluidos y un equipo amable que reparte toallas y sonrisas, es fácil desconectar del móvil por un rato.
La mañana casi se me escapa porque casi pierdo el autobús; parece que el “tiempo isleño” no aplica para el horario de recogida. Todavía estaba aplicándome protector solar cuando el conductor (creo que se llamaba Sam) me hizo señas con una sonrisa para que subiera. El viaje hasta Port Denarau fue entre charlas y caras dormilonas, y de repente ya estábamos en un catamarán que cortaba el agua tan cristalina que se veían las sombras de los peces nadando abajo. Veinticinco minutos no alcanzan ni para terminar el café si te distraes con el color del mar.
Al llegar a Malamala Beach Club sentí que entraba en un salvapantallas, pero menos perfecto y más real—un niño dejó caer su helado en la arena y se escuchaban risas de un grupo intentando mantener el equilibrio en las tablas de paddle cerca de la orilla. Nuestro guía solo nos dio las toallas y señaló dónde tomar snorkels o kayaks. Nada de presentaciones largas, solo “Disfruten”. Me gustó eso. La arena es suave pero no polvorienta—si miras bien, encuentras conchitas pequeñas. Di la vuelta a la isla descalzo en unos 20 minutos, parando solo una vez porque pensé que vi una mantarraya (era solo algas).
El almuerzo fue un pescado marinado en coco—no recuerdo el nombre en fijiano, pero Li se rió cuando intenté decirlo en mandarín—y una cerveza fría que supo mejor después de nadar. La música llegaba desde el área principal del club; nada estridente, justo para recordarte que hay más gente disfrutando a su ritmo. Hay Wi-Fi, pero la verdad me olvidé del móvil hasta que alguien pidió una foto grupal junto a la piscina infinita. La luz del sol se reflejaba en todo y mi piel se quedó con esa sensación salada y cálida toda la tarde.
No quería irme cuando nos llamaron para el barco de regreso. Hay algo en ver cómo las islas Mamanuca se desvanecen en azul que te deja en silencio un rato. De vuelta, todos parecían más lentos—quizás eso pasa después de un día en Malamala Beach Club. O tal vez es algo de Fiyi que se queda contigo más tiempo del que esperas.
Tu día incluye recogida en autobús prereservada desde hoteles en Nadi o Denarau hasta Port Denarau, y luego un traslado en barco de 25 minutos directo a Malamala Island.
El pase cubre traslados en autobús ida y vuelta (Nadi/Denarau/Vuda/Wailoaloa), traslados en barco, servicio de toallas, Wi-Fi en áreas principales y uso de equipos para deportes acuáticos sin motor.
Sí, los niños pueden venir pero deben estar acompañados por un adulto; los bebés pueden ir en cochecitos o carriolas.
No, la comida y bebida se compran a la carta en el restaurante y bar del club.
Tendrás casi todo el día, desde la llegada a media mañana hasta la salida por la tarde (opciones a las 4:15pm o 5:15pm).
No se especifica; lo mejor es llevar pocas cosas valiosas o consultar con el personal al llegar.
Sí, el pase incluye el uso de equipo de snorkel, kayaks y tablas de paddle.
Traje de baño, protección solar (sombrero/protector), chaqueta ligera (en meses frescos), dinero o tarjeta para comida y bebida, cámara ¡y muchas ganas de divertirte!
Tu día incluye recogida en hotel prereservada desde Nadi, Denarau, Vuda o Wailoaloa hasta la marina de Port Denarau; traslados en catamarán rápido ida y vuelta; servicio de toallas; Wi-Fi gratis en áreas principales del club; además de uso libre de equipo de snorkel, kayaks y tablas de paddle antes de regresar en barco a tu zona hotelera por la tarde.
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