Al bajar del avión en Nueva Orleans, te espera un coche privado con bebidas frescas, Wi-Fi y un conductor que conoce cada rincón. Tu chofer sigue el estado de tu vuelo para llegar a tiempo, ayuda con el equipaje, te recomienda lugares locales y se asegura de que estés cómodo desde la acera hasta la puerta del hotel. Es como saltarte todo el caos del aeropuerto — y vas a recordar lo fácil que fue.
Lo primero que noté al salir del aeropuerto Louis Armstrong fue el aire cálido y denso, con un toque dulce, incluso a las 8 de la mañana. Nuestro conductor, Marcus, ya nos esperaba en la acera con un cartelito con mi nombre (siempre me da un poco de vergüenza, pero la verdad es que ayuda cuando estás cansado). Nos saludó con ese acento sureño relajado y tomó mi maleta antes de que pudiera siquiera agarrarla. El coche olía ligeramente a cuero y a algo cítrico — ¿quizá esas toallitas que usan? En fin, se sentía limpio y fresco por dentro, justo lo que necesitaba después del vuelo.
Había reservado este traslado privado desde el aeropuerto de Nueva Orleans porque la última vez que intentamos pedir un Uber en MSY tardó una eternidad y no quería pasar por eso otra vez. Marcus estuvo pendiente de nuestro vuelo, así que llegó temprano aunque aterrizamos antes de lo previsto. Nos preguntó si queríamos hacer alguna parada en el camino (no fue el caso), luego me dio una botella de agua y me indicó la contraseña del Wi-Fi que estaba pegada en el respaldo del asiento. Mi pareja empezó a poner música al instante — ¿sabías que tienen una playlist solo para los que llegan a Nueva Orleans? No me lo esperaba. Pasamos por unas casas tipo shotgun pintadas de todos los colores imaginables; Marcus nos contó cuáles barrios son los mejores para comer y dónde no dejar el coche si no quieres que te multen.
El viaje fue súper tranquilo — sin desvíos raros ni nada — y la verdad casi ni noté cuánto duró porque estábamos charlando sobre po’boys y bares de jazz. Hubo un momento en que cruzamos Canal Street y la luz del sol se reflejaba en los tranvías antiguos; todavía me acuerdo de esa imagen. Al llegar al hotel nos ayudó a bajar todo (incluso mi molesta bolsa pesada) y nos dio unos tips de restaurantes escritos en un ticket. No sé si es algo habitual, pero me sacó una sonrisa.
Solo tienes que completar un formulario online con los detalles de recogida, el tipo de vehículo y cualquier petición especial. Recibirás la confirmación por email o mensaje.
Sí, los conductores monitorizan el estado del vuelo y ajustan la hora de recogida según sea necesario.
Sí, durante la reserva puedes solicitar sillas o elevadores para bebés y niños.
Incluye agua o bebidas, acceso a Wi-Fi, opciones de entretenimiento como playlists o películas bajo demanda, y ayuda con el equipaje.
Sí, solo avisa al conductor si necesitas hacer varias paradas; suelen poder adaptarse a peticiones especiales.
Sí, los conductores ayudan a cargar y descargar las maletas, y el vehículo se elige según el tamaño del grupo y el equipaje.
Sí, los choferes son locales que pueden darte recomendaciones de restaurantes y cosas que hacer en la ciudad.
Tu traslado incluye recogida privada en el aeropuerto Louis Armstrong (MSY), servicio profesional con conductor local que monitorea tu vuelo en tiempo real para retrasos o llegadas anticipadas, agua embotellada y bebidas o snacks gratis en el coche, Wi-Fi durante todo el trayecto para que puedas conectarte al instante, opciones de entretenimiento como playlists seleccionadas o películas bajo demanda, características para familias como sillas infantiles a pedido y entretenimiento adecuado para niños, ayuda con todo el equipaje al inicio y al final del viaje, y un montón de consejos locales durante el recorrido antes de llegar a tu destino.
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