Saldrás desde San Antonio hacia Texas Hill Country en un grupo pequeño con guía local, probando vinos en dos bodegas diferentes (todo incluido). También tendrás tiempo para explorar las tiendas de Fredericksburg o comer por tu cuenta. Conversaciones fáciles, historias locales y esos pequeños momentos —una brisa en el porche o risas con chocolate— que hacen que el día sea especial.
Lo primero que me llamó la atención fue cómo la luz de la mañana se reflejaba en la piedra caliza al salir de San Antonio, suave y dorada, nada que ver con lo que imaginaba de Texas. Nuestra guía, María, hablaba del Hill Country con tanta naturalidad que parecía conocer cada curva del camino de toda la vida. Nos contó la receta del cobbler de durazno de su abuela mientras pasábamos entre filas de flores silvestres (¿eran bluebonnets? Todavía no lo tengo claro). Al principio, la furgoneta estaba en silencio salvo por alguien desenvolviendo un chocolate —esas pequeñas atenciones junto a las botellas de agua.
Al llegar a la primera bodega, se sentía un silencio especial en la sala de barricas, con un aroma a roble y un toque dulce que no supe identificar. El enólogo nos mostró todo, explicando cómo aquí mezclan las uvas de forma distinta que en California o Francia. Intenté girar la copa como él, pero casi la derramo (María me miró y sonrió). La cata fue mucho más relajada de lo que esperaba —sin presiones para decir cosas sofisticadas. Solo sorbos, risas y alguien murmurando “esto está bueno”.
La segunda parada cambió a último momento por un evento privado, pero nadie se quejó. Terminamos en un lugar con un porche que daba a colinas que parecían pintadas. Corría una brisa que traía olor a hierba seca, y la verdad, me daban ganas de quedarme ahí para siempre. Después, tuvimos hora y media para disfrutar Fredericksburg —tiempo suficiente para almorzar (una bratwurst en un sitio alemán; no me lo esperaba), curiosear en tiendas de antigüedades y ver a los locales charlar fuera de las panaderías. Todo con una calma que no encuentro en casa.
Sigo pensando en esa vista sobre los viñedos —y en cómo al final todos nos soltamos, compartiendo historias como viejos amigos aunque solo nos conocimos esa mañana. Si buscas una escapada desde San Antonio que vaya más allá de lo típico, este tour de vinos en Fredericksburg te deja huella.
El tour incluye degustaciones en dos bodegas cercanas a Fredericksburg.
Sí, se incluye recogida en vehículo con aire acondicionado desde el centro de San Antonio.
Tendrás 90 minutos para recorrer Fredericksburg por tu cuenta durante el tour.
Sí, todas las tarifas de cata en ambas bodegas están incluidas en la reserva.
El grupo nunca supera los 8 invitados para una experiencia más cercana.
No se incluye almuerzo, pero tendrás tiempo para comprar comida en restaurantes o cafés locales en Fredericksburg.
Este tour no se recomienda para embarazadas debido a las degustaciones de alcohol.
El tour se realiza con lluvia o sol, salvo en casos de inundaciones graves o hielo.
Tu día incluye recogida en vehículo con aire acondicionado desde el centro de San Antonio, todas las tarifas de cata en dos bodegas cerca de Fredericksburg, agua embotellada junto con galletas y chocolate negro para picar entre paradas, además de mucho tiempo libre para disfrutar de un almuerzo y recorrer las tiendas de Fredericksburg antes de regresar juntos en grupo pequeño.
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