Flotarás sobre Phoenix al amanecer en el desierto de Sonora, compartiendo momentos tranquilos en una canasta compartida con comentarios en vivo de tu guía. Puedes ayudar a inflar el globo y luego celebrar el aterrizaje con un brindis de champán y snacks—manos aún calientes por el quemador y el corazón latiendo un poco más rápido.
Aún estaba oscuro cuando nos juntamos frente a la pequeña oficina en Phoenix — recuerdo cómo todos caminábamos medio dormidos, aferrados a nuestras tazas de café como si fueran salvavidas. Nuestro guía, Mark (con ese humor seco típico de Arizona), nos subió a la van y salimos de la ciudad dejando atrás las luces. El lugar de despegue cambia según el viento, lo que hacía que todo se sintiera más auténtico — como si estuviéramos persiguiendo algo en vez de seguir un guion. Al llegar, el equipo ya estaba desenrollando ese enorme globo de colores. Nos dejaron ayudar si queríamos; intenté sostener parte de la tela pero más que nada estorbaba. Los quemadores de propano rugieron y sentí un golpe de calor en la cara — nada que ver con el frío de la madrugada.
Subir a la canasta fue un poco torpe (no soy muy ágil antes del amanecer), pero en cuanto despegamos… todo es más silencioso de lo que imaginas. Solo un suave siseo del quemador y esa sensación rara en el estómago, como cuando el ascensor sube rápido. El desierto de Sonora parecía una pintura bajo nosotros — sombras de saguaros que se extendían hasta el infinito, huellas de coyote zigzagueando entre los arbustos. Mark señalaba montañas lejanas y contaba historias sobre cómo los locales leen las nubes para predecir el clima (solo capté la mitad porque no podía dejar de mirar mis zapatos para asegurarme de que no estaba soñando). El sol salió detrás de nosotros y de repente todo se tiñó de dorado durante unos cinco minutos — todavía pienso en esa luz a veces.
El aterrizaje fue más movido de lo que esperaba — ya te avisan — pero todos nos reímos cuando casi nos volcamos de lado y tuvimos que salir uno a uno. Hay una tradición de brindar con champán después del primer vuelo; parece que viene de hace siglos. Alguien me pasó una copa (los niños jugo de naranja) y unos snacks mientras todos compartíamos fotos en el móvil. Mis manos olían a polvo y propano por horas. Así que sí, si buscas un paseo en globo en Phoenix con gente real al mando (y no robots ni nada por el estilo), esta es la opción.
El vuelo dura aproximadamente 1 hora, más el tiempo de preparación y aterrizaje.
No, el punto de encuentro es en la oficina en Phoenix; no hay recogida en hoteles.
Recomiendan ropa ligera en capas, zapatos cerrados, protector solar y gorra o sombrero.
Sí, incluyen snacks y un brindis con champán al aterrizar.
Los niños deben tener al menos 5 años para volar.
No, las mujeres embarazadas no pueden participar en este vuelo.
Las canastas son compartidas y pueden llevar entre 10 y 16 pasajeros.
Sí, puedes ayudar al equipo a inflar el globo si quieres.
Tu mañana incluye vuelo en globo compartido sobre Phoenix con guía local en vivo, opción de ayudar a inflar el globo antes de despegar, snacks después del aterrizaje y brindis tradicional con champán—todos los impuestos locales incluidos para que vuelvas a tu ritmo.
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