Recorre el North End de Boston probando clam chowder, lobster rolls, pizza de horno de ladrillo, granizado de limón y cannoli clásicos junto a una guía local que conoce cada rincón y anécdota. Ríete con las palabras italianas mal pronunciadas y disfruta sorpresas en el camino — incluyendo un plato secreto que no olvidarás.
Lo admito — casi pierdo el inicio porque me distrajo el aroma a ajo que salía de una panadería en Hanover Street. Nuestra guía, María, solo sonrió y me hizo señas, sin juzgar. Ella creció por aquí y se nota — sabe cuál es la mejor tienda para cannoli (no la que tiene la fila más larga, por cierto) y quién todavía hace la masa de pizza a mano. Las piedras irregulares crujían bajo mis zapatillas y se sentía un leve aroma a mar mezclado con café espresso cuando arrancamos.
Empezamos con clam chowder — más caliente de lo que esperaba, tan espeso que podías dejar la cuchara parada. Sabía a esos días fríos en el puerto, de verdad. María nos señaló algunos ladrillos viejos de los 1600 mientras comíamos; intenté imaginar cómo era Boston antes de tantas pastelerías. Una placa sobre Sacco y Vanzetti nos hizo detenernos un momento — historia pesada entre carteles de gelato y macetas con flores. Alguien del grupo intentó pronunciar “arancini” y un señor mayor que barría la entrada le corrigió con cariño. Él se rió también, así que estuvo bien.
Después llegó el lobster roll — pan mantecoso, langosta dulce, nada pretencioso pero perfecto en esa forma que tiene la comida callejera. Comimos de pie afuera porque adentro no había espacio (así es aquí). Luego probamos la pizza — corteza quemadita, queso que se deslizaba al morder. Mis manos olían a albahaca horas después. También había un granizado de limón que me hizo doler un poco los dientes pero que, de alguna forma, me refrescó el paladar para el postre.
No voy a revelar cuál fue el “plato secreto” (María nos pidió guardar el secreto), pero sí diré que me sorprendió — nada que esperaba. Terminamos con mini cannoli espolvoreados con azúcar glas; todavía recuerdo esa primera mordida, el relleno cremoso y la cáscara crujiente mientras las campanas de una iglesia sonaban cerca. Al volver caminando por North Square, me di cuenta de que aquí la comida es memoria — cada parada llena de historias, meriendas de la infancia o bromas sobre los fans de los Yankees.
El tour dura aproximadamente 3 horas.
Incluye clam chowder, lobster roll, pizza de horno de ladrillo, mini cannoli, granizado de limón y un plato secreto.
Sí, disfrutarás varias degustaciones con platos salados y postres durante el recorrido.
No se menciona recogida; hay opciones de transporte público cerca.
Debes contactar con los organizadores antes para comentar tus necesidades dietéticas y ver si pueden adaptarse.
Se camina bastante por el North End de Boston; se recomienda llevar calzado cómodo.
Es apto para todos los niveles físicos; los bebés deben ir en brazos de un adulto si participan.
Verás lugares emblemáticos de Hanover Street como la iglesia de St. Stephen y conocerás la historia local en sitios como North Square.
Tu día incluye más de seis degustaciones — clam chowder, lobster roll con mariscos frescos, pizza de horno de ladrillo con queso fundido, mini cannoli crujientes rellenos al momento, granizado de limón para limpiar el paladar y un plato secreto que solo descubrirás durante el paseo — todo guiado por alguien que conoce cada rincón del North End de Boston.
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