Recorrerás Hudson Yards con un guía local que te contará su historia única, pasearás por los jardines elevados de la High Line, subirás las escaleras del Vessel para disfrutar de vistas increíbles y, si quieres, accederás al mirador de vidrio de Edge con entrada incluida y horario reservado. Prepárate para momentos que te harán detenerte y mirar Nueva York con otros ojos.
No esperaba que Hudson Yards se sintiera tan… nuevo. No solo por sus edificios de vidrio reluciente, sino casi como una ciudad dentro de otra ciudad. Quedamos con nuestra guía justo al lado del Vessel — esa estructura en espiral de cobre que aparece en todas las fotos — y enseguida empezó a contarnos cómo todo este barrio se construyó sobre vías de tren. A veces aún se escuchaba el retumbar de los trenes debajo, algo que me hizo sentir conectado con el lugar. Había gente por todos lados: corredores zigzagueando entre turistas, una pareja comiendo bagels en las escaleras. El aire olía a café recién tostado de algún lugar cercano (o tal vez solo quería que oliera así).
El paseo por la High Line fue mi parte favorita. El grupo caminaba despacio, lo justo para fijarme en detalles — flores silvestres asomando entre los viejos rieles, un mural enorme que no lograba descifrar. En un momento, la guía señaló un punto desde donde se veían el Empire State y el río si te colocabas justo en el lugar correcto (intenté y casi me tropiezo con un cochecito). Nos contó cómo los vecinos lucharon para salvar estas vías de la demolición; eso me hizo ver todas esas plantas con otros ojos. La frase “tour Hudson Yards” no dejaba de venir a mi mente mientras caminábamos — esto no era solo otro recorrido turístico.
Subir al Vessel fue como meterse dentro de un panal gigante. Las escaleras son más empinadas de lo que parecen en las fotos, y confieso que a mitad de camino me ardían las piernas (sin vergüenza). Unos niños pasaron corriendo riendo mientras su papá fingía no estar cansado. La vista es impresionante — vidrio por todos lados, la ciudad extendiéndose en cada dirección, el sol reflejándose en las ventanas tan fuerte que tuve que entrecerrar los ojos. Si te gustan las alturas o quieres intensificar esa sensación, puedes elegir la opción de subir a Edge después — a 335 metros de altura, con ventanas inclinadas y un suelo de vidrio que me hizo sentir un vuelco en el estómago. Nuestra guía repartió las entradas con horario para que nadie tuviera que esperar.
Sigo recordando ese instante en Edge cuando todo parecía suspendido: gente pegada al cristal sacándose selfies, el viento moviéndolo todo a nuestro alrededor, alguien tarareando suavemente detrás de mí. No es exactamente paz — más bien es como estar en medio del ruido neoyorquino y, de alguna forma, sentirse parte de él por un momento.
No, no incluye recogida en hotel; el punto de encuentro es en Hudson Yards, junto a la escultura Vessel.
Sí, todas las zonas, incluyendo Vessel y Edge, son accesibles en silla de ruedas mediante ascensores o rampas.
Normalmente se accede a Vessel alrededor de las 4 p.m. y a Edge a las 5 p.m., aunque los horarios pueden variar según disponibilidad.
Sí, bebés y niños pueden unirse; se permiten cochecitos durante todo el recorrido.
Sí, las entradas con horario para Vessel y Edge (si eliges la mejora) las gestiona tu guía como parte del tour.
Sí, hay varias opciones de transporte público cerca para llegar fácilmente antes o después del tour.
La High Line cuenta con ascensores si los necesitas; Vessel también tiene ascensores para quienes prefieran evitar las escaleras.
Tu día incluye una exploración guiada por Hudson Yards con un guía local experto que te llevará por los caminos elevados de la High Line; entradas con horario para subir al Vessel; y una mejora opcional para acceder al espectacular mirador Edge — todo coordinado para que no tengas que preocuparte por esperas ni logística.
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