Desde Anacortes, navega en zodiac con un guía local, abrigado con traje y guantes, buscando ballenas y observando águilas o leones marinos. Risas, aire salado y ese escalofrío al oír la respiración de una ballena cerca — una experiencia que no olvidas.
¿Recuerdas esa primera bocanada de aire frío al pisar el muelle en Anacortes? Así empezó todo para mí: los ojos llorosos, las manos metidas en los bolsillos hasta que nuestra guía (se llamaba Jamie) me pasó un traje grueso para el frío. Me reí porque parecía un malvavisco, pero en serio, lo agradecí en cuanto arrancamos. La zodiac era más pequeña de lo que imaginaba, tan cerca del agua que ya de por sí daba emoción antes de salir del puerto.
Al principio es un poco ruidoso: gaviotas volando, motores rugiendo, pero al pasar el rompeolas todo cambió. Las islas San Juan aparecían difusas y azuladas en el horizonte, y Jamie señaló un águila calva posada en una rama como si fuera la dueña del lugar. Conocía cada recoveco y nos contó historias de orcas que pasan por aquí desde siempre. Intenté sacar una foto, pero solo capté gotas borrosas en la lente (clásico en mí). La clave aquí es “tour de avistamiento de ballenas” — eso es lo que todos buscan, ¿no? Pero había mucho más: leones marinos ladrando en unas rocas, marsopas acompañándonos un rato nadando a nuestro lado.
No esperaba que se pusiera tan silencioso cuando Jamie apagó el motor. Nos dejamos llevar, esperando. Alguien susurró que vio algo — y de repente se escuchó ese exhalo, como cuando alguien aguanta la respiración y la suelta de golpe. Una jorobada apareció a unos veinte metros. Juro que se me paró el corazón. Hasta Jamie sonrió y dijo que nunca se cansa de ese momento. No siempre pasa (eso lo dejó claro), pero cuando sucede te sientes diminuto de la mejor manera.
El regreso fue distinto: caras sonrojadas por el viento, todos compartiendo lo que vieron o se perdieron (“¿Viste esa rorcual pequeña?” “¡No! ¿Dónde?”). Mis guantes olían a neopreno y sal. Nos quitamos los trajes en el muelle y yo seguía pensando en ese silencio sobre el agua. A veces todavía lo recuerdo cuando hay mucho ruido en casa.
La edad mínima es 6 años; los niños de cinco años o menos no pueden participar.
Sí, incluyen trajes térmicos, gorros y guantes para mantenerte seco y abrigado durante la salida.
Debes presentarte al menos 30 minutos antes de la hora programada.
No, no se recomienda para personas embarazadas.
No, quienes tengan lesiones en la columna o problemas similares no deberían unirse.
Podrás ver marsopas, leones marinos, águilas y otras aves marinas, además de ballenas.
Sí, hay opciones de transporte público cerca en Anacortes.
Sí, se permiten animales de servicio en este tour de avistamiento.
Tu día incluye registro en la oficina de Anacortes, donde te ajustarán un traje térmico, gorro y guantes antes de salir en zodiac con tu guía para buscar ballenas y fauna marina — todo el equipo está incluido para que solo te concentres en avistar esas aletas y mantener tu cámara seca.
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