Recorre las calles más tranquilas de Sevilla con un guía local en esta ruta nocturna de tapas: cuatro bares auténticos, diez platos regionales (cerdo, pescado fresco) y bebida en cada parada. Risas con locales, historias de cada bodega y esa magia de la comida que une a desconocidos por unas horas.
“Una buena tapa no se puede apresurar,” sonrió Rafa mientras se limpiaba las manos con el delantal y nos servía unos vasitos pequeños de algo frío y con chispa. El primer bar en Sevilla nada tenía que ver con los sitios turísticos cerca de la catedral: azulejos gastados, locales hablando a la vez, alguien canturreando detrás de nosotros. Recuerdo el aroma a pescado frito y esa mezcla curiosa de limón y madera vieja. Empezamos despacio, y se sentía perfecto. Nuestro guía charlaba con el camarero como si fueran viejos amigos; yo intentaba seguir el ritmo pero al final solo sonreía.
La noche siguió su propio compás, sin prisas. En la segunda parada nos colamos entre dos señores mayores que discutían (de buen rollo) sobre fútbol. Llegó un plato de cerdo chisporroteando y me quemé la lengua porque no podía esperar. El guía nos contó que aquella bodega llevaba abierta desde antes de que naciera su abuela; le creí, aunque guiñó un ojo al decirlo. Entre el queso y la siguiente ronda de vermut, alguien me preguntó de dónde era—de repente aquello dejó de ser un tour y se convirtió en una invitación de amigos.
No esperaba reírme tanto intentando pronunciar “espinacas con garbanzos”—Li también se reía, pero me ayudó a pedirlo en nuestro tercer bar. Las paredes estaban llenas de fotos amarillentas; afuera pasaban scooters, pero dentro reinaban el calor y la charla. En la última parada, el postre supo más dulce (quizá por el vino). Al volver por esas calles estrechas bajo la luz naranja de las farolas, me di cuenta de que casi no había mirado el móvil en toda la noche. Todo queda guardado—a veces, cuando huelo jerez o escucho español en la radio en casa, vuelvo a ese momento.
La ruta incluye cuatro bares diferentes en Sevilla.
Sí, en cada bar te sirven una bebida junto con las tapas.
No, esta experiencia no está adaptada para vegetarianos o veganos estrictos.
Probarás un total de diez platos tradicionales durante la ruta.
No, no se menciona recogida; el punto de encuentro es en Sevilla.
Los bebés y niños pequeños pueden unirse si van en carrito o silla de paseo.
Sí, todas las zonas y superficies del tour son accesibles para sillas de ruedas.
Probarás especialidades locales como platos de cerdo, pescado de la costa, quesos, guisos y postres.
Tu noche incluye entrada a cuatro bares tradicionales de Sevilla con diez tapas regionales repartidas en cada parada: especialidades de cerdo, pescado fresco, quesos y guisos, junto con cuatro bebidas recomendadas por el guía. Todo está incluido para que solo disfrutes de sabores e historias hasta volver a casa lleno y quizás un poco alegre.
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