Sube por los acantilados salvajes de Gaztelugatxe con la brisa marina en la cara, pasea por el animado Casco Viejo de Bilbao para un almuerzo de pintxos y piérdete en el arte contemporáneo del Museo Guggenheim, todo acompañado de historias locales y transporte cómodo entre paradas.
Lo primero que recuerdo es el sonido: las olas golpeando con fuerza las rocas bajo San Juan de Gaztelugatxe. Es más fuerte de lo que imaginas, casi como si te retara a subir esos interminables escalones de piedra. Nuestra guía, Ane, se rió al verme al principio (“¡No te preocupes, iremos despacio!”). El viento olía a sal y era cortante, y en un momento una mujer local nos pasó bajando, nos saludó con un gesto y dijo algo en euskera que no entendí. Sentí que éramos parte de un ritual ajeno.
No voy a engañarte: la subida a la ermita no es fácil. Mis piernas ardían a mitad de camino (¡lleva agua!), pero cada vez que miraba atrás, la costa se volvía más salvaje. Ane me señaló dónde grabaron Dragonstone para Juego de Tronos; la verdad es que en persona es aún más espectacular. Arriba toqué la vieja campana (me dijo que hay que tocarla para tener suerte), y por un momento todo quedó en silencio salvo las gaviotas y el viento. Esa vista sigue en mi mente.
Después seguimos por carreteras serpenteantes hacia Bilbao. La ciudad se siente diferente: bulliciosa pero relajada a la vez. Paseamos por el Casco Viejo con sus calles torcidas y gente saliendo de los bares de pintxos. La comida fue ruidosa y perfecta: anchoas sobre pan, tortilla, y vasitos de txakoli. Ane me bromeó por comer despacio (“¡Comes como turista!”). Luego cruzamos al Museo Guggenheim; la verdad, el edificio de Gehry parece de otro planeta. Por dentro, suelos de piedra y ángulos extraños; me perdí escuchando la audioguía cerca del enorme perro-flor que está afuera (¿Puppy?).
El regreso a San Sebastián fue más tranquilo: todos medio dormidos o revisando fotos. Hay algo en ver acantilados por la mañana y arte moderno por la tarde que estira la mente de una forma buena. Si buscas una excursión desde San Sebastián que mezcle naturaleza con energía urbana —y quizás te deje las piernas cansadas— esta experiencia se queda contigo.
El tour completo dura unas 8–9 horas incluyendo el traslado.
Sí, incluye un almuerzo tradicional vasco con bebidas.
Sí, la entrada y la audioguía están incluidas en el tour.
La subida es por escaleras empinadas; se recomienda estar en forma moderada.
Sí, la recogida y regreso al hotel están incluidos.
Los niños pueden participar si van acompañados; hay asientos para bebés si es necesario.
Zapatos cómodos, botella de agua y una camiseta extra para la subida a Gaztelugatxe.
El tour se hace con lluvia o sol; vístete acorde y revisa el pronóstico antes de salir.
Tu día incluye recogida en hotel en San Sebastián, transporte privado con aire acondicionado, entradas a San Juan de Gaztelugatxe y al Museo Guggenheim (con audioguía), además de un almuerzo vasco animado con bebidas antes de regresar por la tarde.
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