Conduce buggies manuales desde Cala Millor y Sa Coma por la costa y las colinas de Mallorca con un guía local. Para en miradores junto a acantilados cerca de Porto Cristo, visita un monasterio con vistas al mar, descubre las murallas de la fortaleza Es Fortí y refréscate con un baño o una bebida en una cala tranquila. Siente Mallorca de cerca: viento en la cara, sal en el pelo.
¿Alguna vez te has preguntado a qué huele Mallorca sin estar tras un cristal? Yo tampoco, la verdad, hasta que salimos de Cala Millor en estos buggies abiertos, con el sol en los brazos y el aire salado por todos lados. Nuestro guía (creo que se llamaba Toni) nos dio una rápida explicación — “solo manual,” sonrió, “¡aquí no hay automáticos!” — y arrancamos, motores rugiendo por Sa Coma rumbo a Porto Cristo. La carretera estaba tranquila; solo nosotros y ese olor extraño pero reconfortante a pino mezclado con algas. En otro buggy alguien cantaba éxitos de los 80, me hizo reír aunque fingí no saber la letra.
La primera parada de verdad fue sobre las Cuevas del Drach — no dentro, sino en los acantilados desde donde se ve toda la costa curvarse. También había una antigua torre de vigilancia. Toni señaló y contó una historia de piratas (solo pillé la mitad), pero yo me quedé mirando cómo la luz brillaba en el agua abajo. Luego subimos zigzagueando, hasta las colinas donde se me pusieron blancas las manos en la palanca de cambios. A unos 500 metros de altura hay un mirador que te deja sin palabras por un momento. El viento se volvió más frío; horas después mi pelo seguía oliendo a crema solar y polvo.
No esperaba parar en un monasterio — casi a 300 metros, encajado en la roca como si hubiera nacido allí. Sonaban campanas mientras caminábamos para estirar las piernas. Después visitamos Es Fortí, en Cala D’Or, con sus muros derruidos y tres bahías azules extendidas abajo. Tenía un aire antiguo que las fotos no logran captar. ¿Lo mejor? Terminamos en una playa (no recuerdo el nombre) donde unos se bañaron y otros tomaron algo frío en un pequeño restaurante justo en la arena. Intenté pedir en español; creo que pedí “hielo” en vez de “zumo”. El camarero se rió igual.
Si buscas aventura off-road salvaje, esto no es para ti — en Mallorca no está permitido, y eso me hizo sentir más seguro conduciendo aquí. Pero si quieres sentir la isla de verdad, no solo verla desde una ventana… bueno, a veces todavía recuerdo esa vista desde la cima de la montaña.
Sí, todos los buggies son de transmisión manual; no hay automáticos.
No, no se menciona recogida en hotel; el tour empieza en Cala Millor.
Sí, niños a partir de 4 años pueden unirse usando asientos especiales; los bebés pueden ir en cochecitos o sillas de paseo.
No; solo una de las rutas incluye parada para nadar en una cala.
El tour principal dura unas 4 horas; también hay una ruta más corta de 3 horas sin paradas importantes.
Se incluye agua embotellada (con o sin gas); comida o bebidas adicionales no están incluidas.
No, conducir fuera de carretera está prohibido en Mallorca; todas las rutas son por carreteras normales.
Tu carnet de conducir original (clase B), crema solar, gafas de sol y bañador si tu ruta incluye baño.
Tu día incluye conducción guiada en buggies manuales abiertos desde Cala Millor o Sa Coma con gasolina incluida y vehículos revisados a diario para tu seguridad. Agua embotellada (con o sin gas) disponible durante todo el recorrido. El guía local te contará historias y te indicará el camino mientras recorres miradores en acantilados, monasterios, fortalezas históricas y playas para bañarte antes de regresar juntos al final del tour.
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