Sentirás Gran Canaria en la piel—desde las vistas infinitas de la Caldera de Tirajana, probar miel en Santa Lucía, hasta recorrer cuevas ancestrales en La Fortaleza. Pasea por las rocas del barranco de Las Vacas y termina con un baño en la playa de Arinaga. Risas, comida sencilla y momentos que se quedan contigo mucho después.
No esperaba empezar el día sintiéndome tan pequeño—de pie en el mirador de Guriete, el viento en el pelo, contemplando la Caldera de Tirajana. Nuestra guía Marta bromeó diciendo que aquí se ven cabras antes que personas (y no iba desencaminada). El aire olía a pino y polvo; es difícil de explicar, pero es distinto a cualquier lugar donde haya estado. Volvimos a subir al furgón—grupo pequeño, unos 10—y nos lanzamos por caminos serpenteantes que me dieron un poco de vueltas en el estómago (si te mareas, lleva pastillas).
La siguiente parada fue Santa Lucía de Tirajana. Casitas blancas entre palmeras, viejos jugando a las dominó a la sombra, y una tienda con miel local que sabía a flores silvestres. Intenté preguntar por el queso con mi español pésimo—pero me regalaron una sonrisa y una muestra igual. Marta nos contó historias de olivares y apicultores que aún trabajan estas tierras. Hubo un momento en que el tiempo pareció detenerse; tal vez por el calor o simplemente por estar lejos de casa.
La Fortaleza tenía un aire más solemne—un lugar con ecos. Subimos por un sendero rocoso (no muy duro, pero lleva buen calzado) y nos metimos en cuevas antiguas donde se refugiaban los canarios aborígenes. Son unos 650 metros, pero con terreno irregular; me tropecé con grava suelta y me reí. El almuerzo después supo diferente: papas arrugadas con mojo, queso local, aceitunas—comida sencilla pero con mucho sabor cuando tienes hambre tras andar.
Por la tarde visitamos el barranco de Las Vacas, con la luz del sol reflejándose en esas paredes tan lisas y extrañas. Los colores cambian al moverse—rosas melocotón y ocres—y alguien del grupo no paraba de hacer fotos (y con razón). Luego la playa de Arinaga: brisa salada, niños jugando al fútbol en la arena negra, agua fría que despierta si te atreves a bañarte (yo lo hice). Sigo recordando ese último chapuzón cuando la ciudad se vuelve demasiado ruidosa.
El tour dura entre 7 y 10 horas, incluyendo el tiempo de transporte.
Sí, incluye una degustación de comida local en un restaurante durante el tour.
La caminata es de unos 650 metros con terreno irregular y una parte opcional en altura.
Hay baños en Santa Lucía de Tirajana, en el restaurante La Caldera y en Arinaga.
Sí, al final del tour hay tiempo libre para bañarse en la playa de Arinaga.
Recomiendan ropa cómoda, calzado de senderismo, agua (1.5L), protector solar, chubasquero, snacks, bañador y toalla.
El tour incluye transporte gratuito con recogida en puntos designados.
El grupo está limitado a 20 participantes por tour.
Tu día incluye recogida en vehículo con aire acondicionado desde tu punto de encuentro o zona hotelera; guía profesional certificado durante todo el recorrido; entradas a todos los sitios, incluida La Fortaleza; dos paseos cortos por el barranco de Las Vacas y hasta La Fortaleza; almuerzo degustación con platos típicos canarios; paradas para probar productos locales; fotos hechas por el guía; seguro de asistencia médica; y tiempo libre para nadar o relajarte en la playa de Arinaga antes de regresar al final de la tarde o primeras horas de la noche.
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