Recorre el enmarañado Barrio Gótico de Barcelona con un guía local, probando tapas clásicas y vinos regionales en tabernas centenarias. Desde anchoas saladas hasta postres cremosos, cada parada está llena de sabor y anécdotas. Ríete con errores en catalán, descubre historia inesperada y disfruta esa calidez que solo da compartir comida con nuevos amigos.
Lo primero que me llamó la atención fue cómo la luz se colaba por esas calles estrechas del Barrio Gótico — una luz dorada, pero con un toque ahumado que venía de las brasas dentro de las tabernas antiguas. Entramos en un bar que nuestra guía Marta dijo que llevaba décadas sirviendo a los vecinos. Antes de sentarme ya se olía el jamón y algo dulce con un toque ácido (¿sería el vermut?). Intenté pronunciar “pa amb tomàquet” correctamente — Li se rió cuando lo hice en catalán. Seguro que lo dije fatal, pero de verdad, ese pan con tomate sabía a verano.
Paseamos junto a ruinas romanas que no esperaba encontrar escondidas entre tiendas de postales y pequeñas pastelerías. Marta señalaba detalles que yo habría pasado por alto — como un pequeño grabado sobre una puerta o cómo cambiaba el color de las piedras donde daba el sol. El segundo bar de tapas parecía casi igual que en 1945 (los azulejos estaban desgastados, pero de forma bonita). Nos quedamos en la barra con platos de patatas bravas y anchoas tan saladas que se me hacía agua la boca — y el cava servía rápido y frío. El ambiente era ruidoso pero cercano, como si todos compartieran un secreto.
La última parada fue más tranquila, un local con sillas que crujían donde por fin nos sentamos a comer croquetas y canelones acompañados de vino local. Alguien detrás discutía de fútbol a toda velocidad en español; por alguna razón eso me hizo sonreír. El postre era cremoso y justo lo suficientemente dulce — no recuerdo el nombre, pero ahora lo reconocería solo con probarlo. Al salir a la noche, mi chaqueta olía ligeramente a ajo frito y vino tinto. Sigo pensando en esa vista de una calle lateral iluminada por faroles amarillos — no es algo que puedas capturar bien en una foto.
El recorrido dura varias horas e incluye tres paradas para degustar tapas en el Barrio Gótico.
Sí, incluye más de 10 tapas y bebidas, suficiente para una comida o cena completa.
Sí, en cada parada se sirven bebidas regionales como vermut, cava o vino (4-5 en total según el tiempo).
Sí, visitarás tabernas centenarias y bares clásicos que datan al menos de 1945.
Sí, puedes reservar una opción privada al hacer la reserva.
El tour se puede adaptar para vegetarianos o personas sin gluten (no celíacos), aunque no todas las paradas ofrecen alternativas.
No, no se recomienda para niños ni para personas con problemas de movilidad o que usen cochecitos.
Tu noche incluye tres paradas para degustar en tabernas históricas de Barcelona con más de 10 tapas clásicas y bebidas regionales como vermut y cava. Recorrerás el Barrio Gótico acompañado por un guía local que habla inglés—la comida es suficiente para una comida completa y todas las degustaciones y bebidas están incluidas.
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