Te recogen en la puerta de tu hotel en Dubái y te llevan a Lahbab para vivir una aventura real en el desierto: conduce tu propio buggy Polaris por dunas rojas salvajes, descubre fósiles antiguos en Fossil Rock, prueba el sandboard (¡más difícil de lo que crees!) y monta en camello para la foto clásica del desierto. Si buscas algo más que turismo, esto es para ti.
Lo primero que me sorprendió fue el silencio—solo el suave crujir de la arena bajo nuestras botas al bajar en Lahbab. Nuestro conductor nos recogió directamente en el hotel de Dubái y, tras una hora de camino (con una parada rápida para un café en un puesto junto a la carretera), entramos al desierto. El sol ya calentaba las dunas, tiñendo todo de ese naranja-rojo intenso que solo se ve aquí. Podía oler la arena—seca, casi metálica—y un leve aroma a gasolina de los buggies alineados, listos para arrancar.
Después de una charla rápida sobre seguridad (nuestro guía, Ahmed, no bromeaba con los cascos), me subí al buggy Polaris 1000cc. Es ruidoso y sientes cada bache—la verdad, eso es parte de la diversión. Volamos sobre dunas que desde dentro parecían mucho más empinadas que desde lejos. En un momento me pillé riendo a carcajadas mientras deslizábamos de lado por una pendiente. Paramos cerca de Fossil Rock para hacer fotos; si miras bien el suelo, verás pequeñas marcas de conchas—restos de cuando esta zona estuvo bajo el agua hace millones de años.
Más tarde, fuimos a un campamento escondido tras unas dunas. Allí nos esperaban camellos (más altos de lo que imaginas) y tablas para hacer sandboard. Intenté ponerme de pie pero terminé sentado casi todo el recorrido—¡es más difícil de lo que parece! Antes de regresar a Dubái, nos sentamos un rato con botellas de agua fría, viendo cómo la luz cambiaba sobre la arena mientras caía la tarde. El camino de vuelta fue más tranquilo—quizá cansados o aún con la adrenalina a tope.
Para nada. Los guías explican todo claramente antes de empezar y se aseguran de que todos se sientan cómodos al volante.
Lo mejor es llevar zapatos cerrados (la arena se mete por todos lados), gafas de sol y ropa ligera—te vas a ensuciar, pero vale la pena.
Los niños pueden unirse, pero los bebés deben ir en el regazo de un adulto; no se recomienda para embarazadas ni personas con ciertas condiciones de salud.
El tour incluye recogida y regreso al hotel en coche con aire acondicionado, agua embotellada para mantenerte hidratado, uso de un buggy Polaris 1000cc (con casco), y tiempo en un campamento donde puedes probar sandboard y montar en camello si quieres.
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