Camina dos volcanes cerca de Santa Ana con un guía local: bosque nuboso en Cerro Verde y las rocosas pendientes del volcán activo Izalco. Prepárate para subidas exigentes, fumarolas en el cráter y vistas increíbles si el clima acompaña. Incluye transporte privado, salida temprano, entradas y muchas historias y risas.
La verdad, no esperaba que lo primero que notara en Izalco fuera el olor — como piedras calientes después de la lluvia, mezclado con algo punzante y casi metálico. Salimos del centro de visitantes de Cerro Verde justo después del amanecer, aún bostezando un poco, y nuestro guía Mario ya hacía bromas sobre cuántos escalones nos iban a doler después. El bosque nuboso en Cerro Verde se sentía fresco y húmedo, con hojas goteando por la neblina de la noche anterior. Todo quedó en silencio por un rato, salvo algunos pájaros que no pude identificar, y de repente los árboles se abrieron, dando paso a rocas negras que crujían bajo nuestras botas.
Izalco parece un volcán que no debería existir — una empinada montaña de piedras sueltas que surge de la nada. Mario nos señaló las antiguas corrientes de lava, dibujando líneas con su bastón, y nos contó que los marineros lo llamaban “El Faro del Pacífico”. Todavía se ve vapor saliendo de pequeñas grietas cerca de la cima. La subida es dura; mis piernas ardían a mitad de camino, pero había una extraña satisfacción en cada paso. En el borde del cráter, podía ver hacia Guatemala a un lado (al menos eso dijo Mario, aunque estaba algo nublado), y hacia abajo, campos interminables de lava solidificada. Intenté decir “fumarola” en español; Mario se rió tanto que casi se le cae la botella de agua.
La vuelta a Cerro Verde no es cosa fácil — unos 1,500 escalones de tierra tallados en la ladera. Mis rodillas protestaban, pero a nadie le importaba porque habíamos hecho los dos volcanes en un día. Alguien llevó galletas que sabían un poco a canela o tal vez a polvo; en cualquier caso, desaparecieron rápido. Cuando llegamos de nuevo al centro de visitantes, me sentía medio agotado pero orgulloso. Aún pienso en ese extraño silencio en la ladera de Izalco — solo viento y pájaros lejanos como compañía.
Es una caminata exigente con pendientes pronunciadas y terreno irregular; se requiere buena condición física.
El tiempo total de caminata es entre 3 horas 30 minutos y 4 horas para ambos volcanes.
El tour incluye transporte privado pero comienza en un punto de encuentro; confirma detalles de recogida al reservar.
Sí, los bastones son muy recomendados por el terreno empinado y las piedras sueltas.
Necesitarás botas o zapatos de senderismo, protección contra sol y lluvia, agua y equipo adecuado para seguridad.
La edad mínima es 12 años debido al nivel de dificultad.
No se recomienda para personas con lesiones en la columna, problemas cardiovasculares o mujeres embarazadas.
No se requieren habilidades técnicas de escalada, pero sí estar en buena forma y cómodo con caminatas exigentes.
Tu día incluye transporte privado desde el punto de encuentro hasta el Parque Nacional Los Volcanes, con un guía de trekking independiente y certificado que liderará tu grupo. Todas las entradas están cubiertas para ambos volcanes, además de una salida temprana para aprovechar las horas frescas de la mañana antes de subir esas famosas pendientes juntos.
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