Camina hasta las Pirámides de Giza, toca piedras milenarias, sube para disfrutar vistas increíbles sobre la neblina de El Cairo y párate bajo la mirada eterna de la Esfinge. Con un egiptólogo local guiándote (y almuerzo incluido), cada instante se siente único, mientras la historia te envuelve.
Antes de que pudiera siquiera acostumbrar la vista al brillo fuera de mi hotel en El Cairo, alguien me ofrece una botella de agua fría — era Mahmoud, nuestro guía egiptólogo, sonriendo como si ya hubiera visto esta mezcla de nervios y emoción mil veces. El camino hacia las Pirámides de Giza es corto, pero lleno de bocinazos y risas mientras los coches se abren paso entre el tráfico. Intentaba entrever la punta de una pirámide entre los edificios, pero de repente aparece completa, mucho más grande de lo que imaginaba. Hay polvo en el aire, pero huele ligeramente dulce — probablemente por los carritos que venden dátiles al borde de la carretera.
Lo primero fue acercarnos a la Gran Pirámide. Mahmoud pasó la mano por una de esas piedras gigantes y nos contó cómo cada bloque fue transportado hace más de 4,000 años. Traté de imaginar tanta paciencia y esfuerzo. Señaló unas marcas hechas por los trabajadores que aún se ven si entrecierras los ojos (yo lo hice). Allí parado, se escuchan las voces rebotando en la piedra y se siente un silencio extraño a pesar de los turistas — como si todos supieran que están en un lugar sagrado. Por alguna razón, me vino a la cabeza la frase “excursión Machu Picchu Cusco”; tal vez porque este sitio parece de otro mundo.
Subir para ver la panorámica fue más duro de lo que esperaba — la arena resbalaba bajo mis zapatos y el sol quemaba mi cuello. Mahmoud se rió cuando le pregunté si los camellos se cansan de posar para fotos (me dijo que seguro sí). Desde arriba, El Cairo se veía borroso y sin fin detrás de nosotros, mientras las tres pirámides se mantenían firmes al frente. Tomamos fotos que no lograban captar la grandeza del lugar. Luego paseamos junto a seis pirámides más pequeñas y entramos al Templo del Valle — adentro olía fresco, casi a metal, nada que ver con afuera.
La Esfinge fue lo que más me sorprendió; su rostro es a la vez severo y amable cuando estás justo debajo. Si te fijas bien, aún se ven restos de color cerca de una oreja — Mahmoud lo señaló con orgullo. Hubo un momento en que todo quedó en silencio, salvo un llamado a la oración lejano que flotaba sobre la meseta. Fue un instante pesado y ligero a la vez. A veces todavía recuerdo ese silencio.
Sí, incluye recogida y regreso gratis desde hoteles en el centro de El Cairo o cerca de las pirámides.
Los tickets están incluidos si eliges esa opción al reservar; de lo contrario, pueden cobrarse aparte.
El trayecto desde hoteles céntricos de El Cairo hasta las Pirámides de Giza suele durar entre 30 y 45 minutos, según el tráfico.
El almuerzo local está incluido si seleccionas esa opción al reservar tu tour.
Los paseos en camello están disponibles en el lugar, pero no se incluyen automáticamente; puedes reservar uno con tu guía al llegar.
Sí, el transporte y todas las zonas visitadas son accesibles para sillas de ruedas.
Sí, bebés y niños pequeños son bienvenidos; se permiten cochecitos y hay asientos para bebés si los necesitas.
Tu día incluye recogida y regreso privado en hotel en El Cairo o Giza, guía egiptólogo durante toda la visita al complejo de pirámides y la Esfinge, agua embotellada, entradas si las seleccionas al reservar, y un almuerzo tradicional local si eliges esa opción, para luego volver a tu hotel cómodo y tranquilo.
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