Recorre el salvaje Valle de Collanes con guía local, duerme en un refugio bajo el volcán El Altar y despierta temprano para ver la Laguna Amarilla al amanecer. Prepárate para botas embarradas, sopa caliente tras largas caminatas y momentos de silencio que se sienten en el alma.
“¿Eso es el camino?” recuerdo haberme reído cuando nuestro guía, Carlos, señaló un sendero estrecho que serpenteaba entre pastizales cubiertos de niebla cerca de Baños. El viaje en auto había sido tranquilo, solo el ruido de las ruedas y algunos chistes dormilones, pero al pisar la Hacienda Rey Leche todo se sentía más vivo. Había un aroma a tierra mojada y algo dulce, quizás flores silvestres o simplemente el aire fresco de Chimborazo. Carlos sonrió y dijo en kichwa que se llama Kapak Urku — “la montaña poderosa”. Intenté repetirlo y él se rió. Seguro lo dije mal.
Las primeras horas hacia el Valle de Collanes fueron embarradas pero extrañamente tranquilas. Mis botas resbalaban en piedras cubiertas de musgo y cada vez que levantaba la vista, las cumbres nevadas de El Altar asomaban y desaparecían entre las nubes. Paramos a almorzar — sándwiches envueltos en papel aluminio, manos frías pero ánimos altos. Alguien vio un colibrí que volaba entre flores moradas (yo no lo alcancé a ver). Ya por la tarde llegamos al refugio. Es sencillo: literas, pisos que crujen, todos quitándose los calcetines mojados y compartiendo historias de otras caminatas que no salieron como esperaban. La cena sabía mejor de lo que debería después de 12 km — sopa caliente, arroz, pollo — quizás porque nos la habíamos ganado.
Casi no dormí (los ronquidos de la litera de al lado no ayudaron), pero a las 5 am Carlos ya servía café en tazas de lata. La caminata a la Laguna Amarilla empezó antes del amanecer; mi aliento salía en nubecillas y los dedos me dolían de frío. Cuando llegamos al borde, ahí estaba: la Laguna Amarilla bajo nosotros, como un secreto atrapado en piedra, rodeada de glaciares colgando de las paredes de El Altar. Nadie dijo mucho por un minuto o dos — solo el crujir de las botas sobre la escarcha y el silbido del viento. A veces aún recuerdo esa vista cuando la ciudad se vuelve demasiado ruidosa.
La caminata principal es de unos 12 km ida y vuelta al Valle de Collanes, más distancia extra para llegar a la Laguna Amarilla el segundo día.
No, se recomienda tener buena condición física por las largas distancias y la altitud.
El tour sale desde Baños de Agua Santa con transporte incluido.
Incluye transporte terrestre, guía local certificado, entrada a la hacienda Rey Leche, cuatro comidas (almuerzos para llevar y cena), alojamiento en el refugio El Altar y fotos de la aventura.
No, no se incluyen bebidas ni snacks adicionales; es recomendable llevar los propios.
Ropa abrigada e impermeable, botas resistentes, gorro, guantes, mochila, botella de agua, protector solar, linterna y botiquín personal.
No, no hay transporte público cercano; el traslado privado está incluido con la reserva.
No, los bebés deben ir en brazos durante el transporte, pero la caminata no es apta para niños pequeños ni cochecitos.
Tu viaje incluye recogida en Baños de Agua Santa en vehículo con aire acondicionado, guía local certificado durante ambos días de trekking por El Altar y el Valle de Collanes, entrada a la hacienda Rey Leche, alojamiento en refugio de montaña con comidas calientes (almuerzos para llevar y cena), además de fotos de tu aventura antes de regresar a Baños por la tarde del segundo día.
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