En este transfer entre Cuenca y Guayaquil cruzarás montañas y bosques nublados, con paradas en el Parque Cajas para vistas increíbles y en una granja familiar de cacao donde vivirás el proceso del chocolate de cerca. Aire fresco, buena comida (almuerzo incluido) y historias locales que se quedan contigo mucho después de desempacar.
Lo primero que sentí fue el aire tan liviano cuando paramos en Tres Cruces, dentro del Parque Cajas. Nuestro guía, Pablo, me pasó un trozo de chocolate que dijo era “para la altura”. Quizá ayudó, quizá no, pero ahí parado con el viento frío picándome las mejillas y ese silencio salvaje de los Andes alrededor, me dejé sentir pequeño por un momento. Los lagos abajo parecían espejos diminutos esparcidos entre la hierba. Pablo señaló unos árboles raros—¿polilepis?—con corteza que se pela en tiras que casi puedes leer. Toqué uno y mis dedos quedaron con un aroma levemente dulce, como madera fresca.
El camino de Cuenca a Guayaquil no fue para nada lo que esperaba. Pasas de páramos fríos a una explosión de verde al bajar la altura. Hicimos una parada rápida en un lugar que Pablo llamó “buena hierba”—creo que para fotos, pero la verdad solo quería tumbarme y escuchar el viento un rato. La carretera serpentea sin fin, o al menos así se siente. De repente empiezan a aparecer camiones de banano y pequeños puestos a la orilla donde venden café en vasos de plástico (lo suficientemente fuerte para mantenerte despierto días). No sé si eso es una advertencia o una invitación.
Visitar la granja de cacao fue más cálido—literal y en todo sentido. La familia que la lleva nos mostró cómo abren las vainas (por dentro son pegajosas y dulces) y luego tuestan los granos sobre una fogata atrás. La hija menor se rió cuando intenté hablar en español; creo que me entendió igual. Probamos chocolate tan fresco que parecía tener vida propia. El almuerzo fue sencillo pero rico—arroz, pollo, algo verde—y comimos afuera mientras los pollos picoteaban a nuestros pies. Cuando llegamos a Guayaquil (o de regreso a Cuenca si vas en esa dirección), me di cuenta que casi no había mirado el móvil en todo el día. Eso ya casi no me pasa, ¿sabes?
Sí, la recogida se hace en tu hotel o alojamiento en Cuenca o Guayaquil.
Son unos 200 km con paradas; el tiempo depende del tráfico, pero cuenta varias horas incluyendo las visitas.
Sí, hay una parada en el mirador Tres Cruces dentro del Parque Cajas y tiempo para explorar paisajes únicos de los Andes.
Sí, el almuerzo se sirve durante la visita a la granja de cacao.
Visitarás una granja familiar de cacao y verás (y probarás) el proceso de elaboración del chocolate en vivo.
Sí, al menos una parada técnica para fotos en zonas panorámicas conocidas localmente como “buena hierba”.
Sí; los bebés pueden ir en cochecitos o se pueden solicitar asientos especiales.
Los animales de servicio están permitidos en esta ruta de transfer.
Tu día incluye recogida en hotel en cualquiera de las dos ciudades, todo el transporte entre Cuenca y Guayaquil con paradas para fotos en el Parque Cajas, entrada a una granja familiar de cacao donde probarás chocolate fresco, además del almuerzo antes de llegar a tu destino final.
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