Siente lo que es volar sobre un cañón real en Baños—elige tu estilo de vuelo e incluso comparte la experiencia con un amigo. Es seguro, fácil de hacer y te dejará una emoción que recordarás por mucho tiempo.
Lo primero que noté fue el aire fresco rozando mi rostro mientras cruzábamos la “tarabita”, como llaman los locales al teleférico. Se movía justo lo suficiente para acelerar el corazón, y abajo se veían pequeños parches de flores silvestres aferradas a las rocas. Nuestro guía, Diego, repartió arneses y cascos; revisó cada hebilla dos veces, lo que me hizo sentir más seguro de lo que esperaba.
Puedes elegir cómo quieres volar: sentado o estirado como Superman. Mi amigo y yo fuimos juntos, lado a lado, riendo nerviosos mientras el personal nos aseguraba. El despegue es rápido: un segundo estás en tierra firme y al siguiente vuelas sobre el cañón por 350 metros. El viento silba en tus oídos y alcanzas a ver valles verdes y cascadas lejanas. Si vas temprano en la mañana, suele haber una ligera neblina sobre el río; huele fresco, casi dulce.
¡Sí! Los guías explican todo con claridad y revisan tu equipo antes de empezar. No necesitas experiencia previa.
Por supuesto—puedes volar solo o acompañado si lo prefieres.
Usa ropa cómoda y zapatos cerrados. Por la mañana puede hacer frío, así que lleva una chaqueta ligera.
Esta actividad no se recomienda para personas embarazadas ni para quienes tengan problemas de columna o cardíacos.
Tu arnés y casco certificados siempre están incluidos. Se aceptan animales de servicio, y hay paradas de transporte público cerca para que llegar sea fácil para todos.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?