Deslízate tranquilo por el serpenteante estuario de Tamarindo con un guía local, observando monos en las copas y cocodrilos en las orillas. Disfruta piña fresca mientras navegas bajo manglares densos—solo escucha a los pájaros y déjate llevar por un par de horas de calma.
Subimos al bote justo donde termina el camino de tierra cerca de la playa de Tamarindo—Rubén ya nos saludaba con la gorra torcida y una sonrisa como si supiera algo que nosotros no. El río parecía tranquilo al principio, pero en cuanto nos alejamos, se instaló un silencio que solo rompía el chapoteo del agua contra el casco. Buscaba olor a sal, pero era más bien barro y vegetación—casi dulce, en realidad. Rubén señaló una garza parada en una pata; la llamó “garza” en español y luego en inglés, y yo traté de repetirlo. No sé si me salió bien.
Los manglares parecían un laberinto—raíces por todos lados, saliendo del agua como dedos. Navegamos bajo ramas densas mientras Rubén bajaba la velocidad para un grupo de monos aulladores (de verdad suenan como motores viejos). Uno nos miró fijo, masticando algo—creo que una hoja. Me hizo reír porque parecía no impresionarle nada nuestro pequeño desfile. De vez en cuando veías un destello: un halcón volando alto o una iguana deslizándose a la sombra. En un momento alguien susurró “cocodrilo” y ahí estaba, asomando el hocico cerca de la orilla. Fue surrealista lo cerca que estábamos.
A mitad del recorrido, Rubén repartió rodajas de piña—fría y dulce. Tal vez por el calor o porque la fruta siempre sabe mejor en un bote, pero aún recuerdo esa primera mordida. Después de eso casi no hablamos; todos miraban cómo la luz se colaba entre las hojas mientras los pájaros cantaban a lo lejos. Fue un momento pausado, en el mejor sentido—como si el tiempo se estirara justo ahí entre esas raíces enredadas. Sigo pensando en ese silencio incluso ahora.
El punto de encuentro está a 300 metros al oeste del supermercado Automercado en la playa de Tamarindo, a la derecha por un camino de tierra donde estacionas y conoces al Capitán Rubén.
El tour dura entre 1 hora 45 minutos y 2 horas, según las condiciones.
Podrás ver monos aulladores, halcones, cocodrilos, iguanas, aves acuáticas como garzas y muchas plantas de manglar.
No, el transporte no está incluido; debes llegar por tu cuenta al punto de encuentro.
Sí, es recomendado para niños y todas las edades porque es tranquilo y seguro.
Incluye agua embotellada y piña fresca durante el recorrido.
Sí, el guía es bilingüe en español e inglés durante todo el tour.
La salida depende de la marea alta; te contactarán un día antes para confirmar la hora exacta.
Tu día incluye un paseo en bote con sombra por los manglares de Tamarindo, acompañado por un guía local bilingüe que te llevará por canales ocultos. Durante el recorrido te servirán agua embotellada y piña fresca mientras buscas vida silvestre—además, todas las entradas están incluidas para que solo disfrutes.
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