Sentirás la brisa de Tamarindo mientras remas con un instructor local que realmente se preocupa si logras pararte o solo te ríes intentando. Tablas de espuma, rash guards, duchas después de la clase y guía bilingüe en cada paso. Aunque te caigas (y seguro pasará), esa sensación de pertenencia te queda para siempre después de tu primera clase de surf en Costa Rica.
“¡Inclínate hacia adelante, no hacia atrás!” Eso gritaba Carlos mientras yo tambaleaba sobre la tabla — y sí, me caí más de una vez. Pero el agua estaba cálida y todos se reían (yo incluido). Playa Tamarindo tiene ese ambiente relajado, incluso cuando tragas medio Pacífico. La arena se mete por todos lados — dentro del rash guard, debajo de las uñas — pero de alguna forma se siente bien. Nuestra clase empezó justo frente a la tienda de surf original, que según me dijeron, existe desde antes que yo naciera. No esperaba sentirme tan... ¿bienvenido? Como si a nadie le importara si eras un completo novato o si te veías ridículo intentando remar.
Carlos cambiaba entre español e inglés sin perder el ritmo. Me explicó cómo rompen las olas aquí — algo sobre la ausencia de rocas y corrientes suaves que hacen de Tamarindo uno de los mejores sitios para aprender a surfear en Costa Rica. No entendí mucho la ciencia, pero sí noté lo seguro que se siente comparado con otras playas que he visto. Las tablas son de espuma (gracias a Dios), y te hacen usar estos rash guards bien llamativos para que no te pierdas en el mar de turistas y locales. Hay un olor a mezcla de sal, protector solar y quizás unos patacones fritos de un puesto cercano. Es difícil de describir, pero se queda contigo.
Después de noventa minutos (que pasaron volando), nos enjuagamos en las duchas y nos cambiamos — también hay lockers, así que no tienes que preocuparte por tus cosas. Carlos me dio un choque de manos y me dijo “¡la próxima, pura vida!” y eso me sacó una sonrisa porque, honestamente, ya quería otra ronda. Tenía los brazos como gelatina pero la mente despejada — hay algo en agarrar aunque sea una ola pequeña que te hace olvidar todo lo demás por un rato.
Sí, todos los niveles son bienvenidos y Tamarindo es famoso por su rompiente suave, ideal para aprender.
Cada clase dura 90 minutos.
Sí, incluyen tablas de espuma y rash guards.
Sí, hablan español e inglés con fluidez.
Sí, hay lockers disponibles en la tienda de surf.
Los menores de 12 años deben reservar clase privada por seguridad.
Sí, hay opciones de transporte público cerca.
Sí, ambas instalaciones están disponibles en la tienda.
Tu día incluye un instructor profesional bilingüe que te guiará en una clase de surf de 90 minutos en Playa Tamarindo, uso de tabla de espuma y rash guard, acceso a lockers para tus pertenencias, además de duchas y vestuarios para que te refresques antes de seguir con tu aventura o volver al pueblo.
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