Si te interesa conocer el lado salvaje de Costa Rica, esta caminata para avistar aves en Monteverde es ideal. Verás especies únicas con un guía experto y disfrutarás el ambiente mágico del bosque nuboso en buena compañía.
Justo antes del amanecer llegamos a la Reserva Biológica de Monteverde. Una bruma fresca flota en el aire; mis gafas se empañaron en cuanto bajé del van. Andrés, nuestro guía, reparte binoculares y sonríe: “Los quetzales están activos ahora.” Caminamos en silencio por el sendero húmedo, con las hojas mojadas crujientes bajo los zapatos. En algún lugar arriba, un pájaro campana suena con un eco metálico muy particular. Se siente el aroma a tierra y orquídeas por todos lados.
Andrés conoce cada canto y sombra. Señala un destello azul: un motmot posado bajo en una rama, y más adelante, un colibrí tan pequeño que parece flotar. Nos cruzamos con otro grupo de San Luis, que conversa bajito sobre el tucán que vieron la semana pasada cerca del Café Colibrí. El bosque se siente vivo pero nunca lleno. Al mediodía, la luz del sol se filtra entre el dosel y empiezas a notar la cantidad de tonos verdes que hay aquí. En un momento paramos para tomar café de un termo —nada sofisticado, pero sabe perfecto después de tanto aire fresco.
Puedes avistar desde el majestuoso quetzal hasta motmots y colibríes; aquí viven o migran más de 400 especies.
¡Sí! Los senderos son accesibles para sillas de ruedas y cochecitos, para que todos puedan participar cómodamente.
La recogida es al amanecer para aprovechar la mayor actividad de aves, generalmente entre las 5:30 y 6am según la temporada.
Tu lugar incluye transporte a la Reserva de Monteverde, entradas, binoculares para todos, guía naturalista certificado y café caliente durante el recorrido.
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