Vuela sobre la selva de Manuel Antonio en la zip line doble más larga de Centroamérica con guías locales. Cruza puentes colgantes, avista animales desde el aire y disfruta fruta fresca antes de un almuerzo típico costarricense con tu grupo. Risas, nervios y vistas que recordarás mucho después de aterrizar.
Lo primero que recuerdo es el sonido, una mezcla entre el canto de los pájaros y el zumbido del cable de la zip line sobre nosotros. Estábamos en una plataforma de madera, con los cascos un poco torcidos, viendo cómo la neblina se levantaba entre los árboles. Nuestro guía, Diego, sonreía y revisaba nuestros arneses (me llamaba “amiga” cada vez), y llegó mi turno. La zip line doble en El Santuario mide más de 4,300 pies, una distancia que no podía imaginar hasta que me colgué sobre la selva, con las piernas moviéndose más de lo que quisiera admitir. Las manos me temblaban, pero el frenado sin contacto me permitió simplemente mirar hacia afuera: verde por todos lados y destellos azules del Pacífico a lo lejos. Hay un momento a mitad de camino donde solo escuchas el viento y el latido de tu corazón.
No esperaba reír tanto. Cruzamos seis puentes colgantes, uno que se movía más de lo que me gustaba, y en total once líneas de zip line. Diego nos señaló un perezoso acurrucado en una rama (casi no lo veo, realmente se camuflan). En un descanso tomamos agua y fruta, con jugo pegajoso de mango en los dedos mientras alguien intentaba recordar cómo decir “gracias” en español. El paseo entre plataformas no fue difícil, justo lo necesario para recuperar el aliento y notar cómo todo huele más intenso después de la lluvia. Aquí la humedad no pesa, es como un abrazo de aire cálido.
El almuerzo lo sirvieron bajo un sencillo techo en la base: arroz, frijoles, pollo y plátanos. Nada sofisticado, pero justo lo que quieres después de horas volando entre árboles. La gente comentaba cuál fue su línea favorita o quién gritó más fuerte (sin dar nombres). Me sorprendí pensando en esa vista desde la zip line: Manuel Antonio abajo, el río serpenteando hacia Quepos, el océano más allá de todo ese verde. Me sigue sacando una sonrisa recordarlo.
La zip line principal en El Santuario mide más de 4,300 pies, es decir, más de 8/10 de milla.
Sí, el transporte ida y vuelta desde hoteles o villas en Manuel Antonio o Quepos está incluido.
El tour tiene 11 zip lines que suman más de 3.6 kilómetros en total.
Se sirve una comida típica costarricense al finalizar la actividad.
Sí, los guías profesionales hablan inglés y español.
El peso máximo permitido para este tour es de 125 kg (275 libras).
La experiencia completa dura entre 4 y 4.5 horas, transporte y almuerzo incluidos.
Este tour no se recomienda para personas con lesiones en la columna o problemas cardiovasculares.
Tu día incluye transporte ida y vuelta desde hoteles en Manuel Antonio o Quepos, todo el equipo (cascos listos para GoPro si quieres), guías bilingües profesionales durante toda la aventura, snacks como fruta y agua con dos paradas para hidratarte cuando más lo necesitas, y para cerrar, un almuerzo tradicional costarricense antes de volver a respirar ese aire fresco de la selva.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?