Recorre senderos sombreados con un guía local en el santuario de Manuel Antonio, acércate a perezosos, monos, loros y más mientras escuchas sus historias de rescate. Conoce proyectos reales de conservación y animales que no pueden volver a la naturaleza. Incluye snack al final, un momento simple que no olvidarás.
“Esa es Luna—le encanta la papaya más que nada,” nos dijo nuestra guía, y juro que el perezoso se animó al escuchar su nombre. Apenas empezábamos a caminar por el Centro de Rewilding KSTR en Manuel Antonio, y ya sentía que estaba espiando un mundo secreto de animales. No era la típica sensación de zoológico, sino más bien como visitar una casa donde cada habitante tiene una historia salvaje. El aire olía a tierra mojada, con ese aroma a hojas empapadas y algo dulce que venía de los árboles arriba. En minutos mis zapatos estaban embarrados, pero la verdad, me parecía perfecto.
Esperaba ver animales escondidos en las esquinas, pero la mayoría simplemente estaban ahí. Un par de monos nos observaban desde lo alto (uno se rascaba la barriga de una forma muy humana), y nuestra guía—María—conocía todos sus nombres y sus historias. Nos contó sobre los puentes para que los animales cruzaran seguros y cómo algunos no podían regresar a la naturaleza. Había un loro que imitaba la risa de María—ella lo hizo para nosotros y todos nos reímos a carcajadas. Intenté repetir uno de los nombres de los animales en español; seguro lo dije mal porque María sonrió y negó con la cabeza.
La caminata no fue larga ni difícil, tal vez una hora. Parábamos seguido para escuchar o simplemente mirar—se te olvida lo silencioso que puede ser un lugar, solo roto por el canto de los pájaros o el susurro de las hojas con el viento. En un momento pasamos junto a un coatí acurrucado en una rama; se veía tan tranquilo que me dio hasta cosa hablar en voz baja. Al final nos dieron un snack (un pan de fruta local, todavía tibio), que supo a gloria después de la mañana al aire libre.
No esperaba salir pensando en todo el trabajo que implica rescatar a estos animales—ni en lo personal que se siente cuando ves sus caras tan de cerca. A veces, cuando el ruido en casa es mucho, recuerdo ese silencio bajo los árboles en Manuel Antonio. Te dan ganas de hacer más, ¿verdad?
La caminata guiada dura aproximadamente una hora.
Sí, verás perezosos junto con monos, loros, coatís y otros animales nativos.
Sí, bebés y niños pequeños pueden ir en cochecitos durante el recorrido.
Tendrás encuentros cercanos con los animales y un snack al terminar la visita.
Los guías locales hablan inglés y español.
Sí, el centro está ubicado dentro de la zona de Manuel Antonio.
Tu visita incluye la entrada al santuario con un tour guiado por el personal local que comparte la historia de cada animal; además, disfrutarás de un snack fresco después de pasar tiempo con perezosos y monos antes de partir.
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