Camina por puentes colgantes sobre la selva de Costa Rica cerca de La Fortuna, nada bajo una catarata rugiente tras bajar su cañón, comparte un almuerzo con una familia local en su finca y termina recorriendo antiguos senderos de lava en el volcán Arenal, todo con guía amable y traslado incluido.
Ya estaba a mitad del primer puente colgante en el Parque Mistico cuando me di cuenta de lo alto que estábamos—la verdad, mis piernas lo sentían más que mi cabeza. Nuestro guía, Carlos, nos detuvo justo en medio para mostrar un pajarito azul y amarillo que saltaba en una rama (creo que lo llamó motmot). El aire olía a húmedo y verde, si eso tiene sentido, y de fondo se escuchaba un zumbido constante de insectos. Traté de no mirar hacia abajo entre las tablas—mi equilibrio no es el mejor—pero la vista sobre el dosel valía la pena. Se veían capas y capas de árboles entrelazados. Carlos se reía de nuestros pasos nerviosos, pero prometió que nos acostumbraríamos para el tercer puente (no estoy seguro de haberlo logrado).
Después manejamos junto al Lago Arenal—una parada rápida para estirar las piernas y admirar lo ancho y tranquilo que se veía. Luego vinieron los 500 escalones bajando hasta la Catarata de La Fortuna. No voy a mentir: bajar es fácil, pero subir es otra historia. Las paredes del cañón están cubiertas de musgo y helechos, todo se siente cercano y fresco. Cuando finalmente llegamos al fondo, me quedé un momento escuchando el agua caer con fuerza en la poza—es tan fuerte que tienes que gritar un poco si quieres que alguien te escuche. Tirarme a esa agua fría después de tanta escalera fue como reiniciar todo mi cuerpo. Algunos se quedaron arriba en el restaurante (la verdad, tentador), pero nadar bajo esa catarata es algo que todavía recuerdo cuando necesito despejar la mente.
El almuerzo fue en una finca familiar—la de los Rodríguez—donde nos sirvieron arroz, frijoles, pollo con una salsa dulce (olvidé el nombre), y un café más fuerte de lo que suelo tomar en casa. Comimos afuera mientras los perros de la casa rondaban con la esperanza de alguna migaja. Todos hablaban con mucha naturalidad; aunque mi español no es perfecto, la señora Rodríguez se aseguró de que repitiéramos si queríamos. Después de comer más de la cuenta, nos quedamos un rato escuchando el río cercano antes de seguir el recorrido.
La última parte fue una caminata alrededor del Volcán Arenal—ya no hay lava reciente, pero aún se ven las huellas de cuando fluyó hace años. En algunos tramos el suelo cruje bajo tus zapatos y se siente ese olor a tierra tibia mezclado con algo a humo de las piedras viejas. Carlos nos contó historias de cuando era niño y cómo todos vigilaban las erupciones por la noche—decía que a veces se veían rayos rojos bajando en la oscuridad. No tuvimos ninguna erupción (gracias a Dios), pero estar tan cerca de algo tan grande te hace sentir pequeño de una manera bonita.
Se recomienda tener condición física moderada; hay 500 escalones bajando a la catarata y senderos volcánicos irregulares alrededor del Arenal.
Sí, puedes nadar en la base de la catarata después de la caminata; hay vestidores cerca para cambiarte.
Se sirve un almuerzo tradicional costarricense en una finca familiar con ingredientes frescos; hay opciones vegetarianas si se solicitan al reservar.
Sí, el traslado de ida y vuelta está incluido para hoteles en las zonas de Arenal y La Fortuna.
No se recomienda para personas con lesiones en rodillas o columna debido a las escaleras y terreno irregular.
Ropa cómoda y zapatos para caminar; lleva agua, impermeable, repelente, traje de baño si vas a nadar y cámara.
El día completo incluye caminata por puentes colgantes, bajada y baño en la catarata o descanso arriba, almuerzo en la finca y caminata en el volcán, con transporte entre cada punto.
Tu día incluye traslado ida y vuelta desde hoteles en La Fortuna o Arenal, entradas a todos los parques y atracciones como Mistico Hanging Bridges y la Catarata de La Fortuna, caminatas guiadas con snacks y un almuerzo tradicional costarricense preparado por una familia local, todo en vehículo con aire acondicionado.
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