Verás cómo los colores del atardecer se desvanecen sobre las Islas Tortuga antes de sumergirte en aguas cálidas llenas de destellos azules de bioluminiscencia. Con guías locales que comparten historias y fruta en una playa tranquila, podrás nadar o quedarte en el bote mientras el mar se ilumina a tu alrededor — y regresarás al Refugio Curú transformado por lo que viste.
Había escuchado sobre la bioluminiscencia cerca del Refugio de Vida Silvestre Curú, pero la verdad no sabía qué esperar. La idea de nadar de noche me parecía un poco loca — ¿quién se mete al mar a propósito cuando ya está oscuro? Pero mientras esperábamos en la playa de Curú, el aire se sentía suave y salado, y nuestro guía Andrés nos repartía rodajas de piña mientras nos contaba la historia de su familia con el refugio. Parecía que conocía a cada mono por su nombre. Había una calma extraña antes de subir al bote.
El viaje hasta las Islas Tortuga duró unos quince minutos, justo el tiempo para que el sol se fundiera en tonos salvajes de rosa y naranja. Llegamos a una playa desierta de arena blanca — sin ningún otro grupo a la vista — y nos quedamos un rato ahí con los dedos pegajosos por la fruta. Alguien señaló un coatí husmeando entre la maleza. Intenté sacar una foto, pero terminé riéndome de mí mismo. Era una paz tan profunda que casi olvidabas que estabas en un tour.
Cuando finalmente oscureció lo suficiente (aquí pasa rápido), Andrés nos explicó cómo funciona la bioluminiscencia — algo de plancton y temperatura del agua, pero honestamente, mi mente estaba ocupada tratando de asimilar lo que pasó después. Dijo que podíamos nadar o quedarnos en el bote a observar. Dudé medio segundo antes de meterme al agua. Cada movimiento hacía que pequeñas chispas azules giraran alrededor de mis brazos y piernas. Era irreal — como si estuviera creando mi propia galaxia con solo moverme. La máscara que nos dieron hacía todo más claro bajo el agua. Todavía recuerdo esa luz pegada a mi piel cuando subimos al bote, temblando y sonriendo.
De regreso a la playa de Curú, nadie hablaba mucho — no por cansancio, sino porque parecía que cualquier palabra rompería el hechizo que habíamos vivido. Nos esperaban duchas y algunos bromeaban con que íbamos a brillar toda la noche (no fue así). Si tienes curiosidad o un poco de nervios por nadar de noche… créeme, yo también los tenía.
Sí, el precio del tour incluye la entrada al Refugio Curú, además de estacionamiento y acceso a senderos antes de salir.
El viaje en bote dura aproximadamente 15 minutos en cada dirección entre la playa Curú y las Islas Tortuga.
Sí, puedes nadar en el mar de noche o quedarte en el bote para observar; se proporcionan máscaras de snorkel para ver más de cerca.
Sí, se sirven frutas y refrescos mientras disfrutas del atardecer en la playa de Isla Tortuga.
El tour es accesible para sillas de ruedas y apto para todos los niveles físicos; los bebés pueden participar acompañados por un adulto.
Antes de salir, puedes ver monos, venados, coatíes, iguanas y otros animales dentro del Refugio Curú.
Sí, al regresar a la playa Curú hay duchas y baños para usar tras la experiencia de natación.
Tu tarde incluye entrada al Refugio Curú (con estacionamiento), traslado en bote ida y vuelta desde la playa Curú a Isla Tortuga, snacks de fruta y refrescos al atardecer, uso de equipo de snorkel para ver la bioluminiscencia de cerca si quieres, además de acceso a duchas y baños después de nadar antes de regresar.
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