Caminarás desde Curubandé junto al río Blanco con un guía local, cruzando arroyos y escalando rocas hasta llegar a la cueva oculta de la catarata La Leona. Prepárate para agua fría, risas (a veces contigo mismo) y momentos en los que la naturaleza te deja sin palabras.
Lo primero que noté al salir en Curubandé fue el aroma del aire: fresco y verde, como piedras mojadas y lluvia a lo lejos. Nuestro guía, Daniel, nos entregó unas bolsas impermeables (que casi olvido cerrar bien, típico mío) y sonrió al ver mis zapatos. “Vas a mojarte,” dijo sin rodeos. El río Blanco se veía azul lechoso bajo los árboles, y se escuchaba antes de verse, como un murmullo entre el canto de los pájaros. Está a solo 20 minutos de Liberia, pero parece otro mundo.
Confieso que en algunos tramos de esta caminata a La Leona dudé de mi estado físico: trepando rocas resbalosas, equilibrándome en raíces, atravesando agua más fría de lo que esperaba. En un momento cruzamos un arroyo con una cuerda; Daniel lo hizo en dos pasos mientras yo dudaba, y luego me reí de mí misma por hacer tanto drama. Había un olor raro a azufre por aquí y allá (me dijo que es por el volcán cercano), pero la verdad es que solo sumaba a esa sensación de “¿estaré en Jurassic Park?”
Lo que más me quedó grabado fue el último tramo: arrastrarme por un estrecho pasaje hasta una cueva con el agua girando a la altura de mis rodillas. Se oscureció rápido —alguien detrás bromeó con los murciélagos— y de repente apareció: la catarata La Leona cayendo entre paredes del cañón tan azules que parecía irreal. Nos quedamos en silencio un rato, porque ¿qué se dice en momentos así? Mi corazón latía fuerte, pero sentí una calma rara por dentro. A veces aún recuerdo cómo la luz rebotaba en el rocío.
Está a unos 20 minutos en carro desde Liberia hasta Curubandé, donde comienza la caminata.
La caminata es moderada pero aventurera: incluye cruces de ríos, escaleras y terreno irregular.
No, pero puedes solicitar transporte con un costo adicional.
Sí, hay chalecos disponibles si quieres usarlos durante el tour.
Usa zapatos resistentes que puedan mojarse; te dan bolsas impermeables para tus cosas pequeñas.
Sí, hay instalaciones con vestidores y baños al inicio y final del recorrido.
No, no se recomienda para quienes tengan problemas en rodillas, tobillos o poca condición física.
Tu día incluye la guía de un experto local que conoce cada rincón del sendero, uso de bolsas impermeables para tus pertenencias (créeme, las vas a necesitar), acceso a vestidores y baños antes o después de mojarte en los cruces de río, y chalecos salvavidas para mayor seguridad cuando llegues a la cueva de la catarata azul profunda.
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