Si buscas conectar de verdad con la naturaleza salvaje de Colombia —ríos cristalinos, cascadas escondidas, gente amable— esta caminata es para ti. Caminarás por senderos ancestrales, nadarás en pozas limpias, comerás comida casera con familias campesinas y dormirás junto al río bajo un cielo abierto.
Lo primero que noté fue la fresca bruma que flotaba en el aire cuando comenzamos por el antiguo sendero junto al río Santo Domingo. El camino serpentea entre un bosque espeso y verde; a veces percibes el aroma a tierra mojada o el aleteo de alguna ave sobre nosotros. Nuestro guía, Don Jaime, creció en esta zona y nos mostró pequeñas orquídeas aferradas a los troncos. De vez en cuando, el sonido del agua corriendo se hacía más fuerte y de repente aparecía otra cascada cayendo por los acantilados. Paramos para darnos un chapuzón rápido en el río; la verdad, el agua estaba más fría de lo que esperaba, pero se sentía increíble después de caminar bajo el sol del mediodía.
Al caer la tarde, llegamos a una pequeña finca justo al lado del agua. La familia que la atiende ya tenía frijoles cocinándose en la estufa de leña, se olía desde afuera. La cena fue sencilla pero reconfortante: arroz, arepas y queso fresco de sus propias vacas. Cuando oscureció, todos nos reunimos alrededor de una fogata en el patio trasero. Alguien sacó aguapanela y las historias surgieron de forma natural mientras veíamos las chispas elevarse hacia un cielo lleno de estrellas, sin luces de ciudad que las opacaran.
La mañana siguiente empezó temprano con café fuerte y pan casero. Seguimos el sendero río arriba hacia la cascada La Esmeralda. Se escucha antes de verla: un rugido constante que crece a medida que avanzas. Cuando finalmente llegamos a la base, el rocío nos refrescó el rostro y por un instante apareció un arcoíris atrapado en la bruma. De regreso, hicimos una parada en un mirador sobre el valle de Cocorná; dos cascadas más cortaban las colinas verdes a nuestros pies. Es difícil no sentirse pequeño parado allí.
Requiere un estado físico moderado: los senderos tienen tramos empinados y rocosos, pero nada técnico. Nuestro guía mantiene un ritmo tranquilo con varias pausas.
Ropa cómoda para caminar (puede haber barro), traje de baño para nadar en el río, chaqueta ligera (las mañanas son frescas), repelente de insectos y tu botella reutilizable.
¡Sí! Solo avísanos con anticipación. Las familias locales preparan platos vegetarianos con ingredientes frescos de sus huertas.
Este tour no es recomendable si tienes lesiones en la columna o problemas cardíacos. Tampoco para embarazadas, ya que es bastante exigente.
Tu reserva incluye caminatas guiadas los dos días, alojamiento en una acogedora cabaña junto al río atendida por campesinos locales, todas las comidas (con opciones vegetarianas), paradas para nadar en cascadas y ríos, además del apoyo de nuestro equipo local experto que conoce cada rincón del valle.
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