En este viaje de 11 días vivirás el auténtico sabor colombiano—costas caribeñas, ciudades vibrantes, pueblos de montaña, tours prácticos de café y guías locales que conocen todos los atajos y relatos. Es ideal si buscas variedad sin preocuparte por la logística ni perderte los lugares imprescindibles.
Aterrizar en Cartagena fue como entrar en un cuadro—aire húmedo, el leve sonido de salsa desde un taxi que pasaba, y nuestro guía saludándome justo afuera de la zona de equipajes. El hotel estaba junto a las murallas del centro histórico; podía escuchar a lo lejos a los vendedores ambulantes gritando “¡arepas!” mientras hacíamos el check-in. Las mañanas comenzaban con fruta fresca y café antes de salir a descubrir el corazón de la ciudad: la torre del reloj, el mercado de Bazurto (el olor a pescado frito te llega antes de ver los puestos) y los gruesos muros de piedra del castillo de San Felipe. Nuestro guía, Camilo, conocía a todos—desde la señora de las frutas que nos ofreció mango con sal hasta el dueño de un café que nos dejó ver fotos antiguas de su familia. ¿El atardecer en Café del Mar? Esa brisa que viene de la bahía de Cartagena es inolvidable.
La excursión a las Islas del Rosario fue un verdadero escape—agua cristalina y arena tan suave que crujía bajo los pies. El almuerzo fue pescado a la parrilla, pescado esa misma mañana; aún recuerdo exprimir limón mientras veía a los pelícanos zambullirse cerca. Después de tres noches, volamos a Medellín. El trayecto desde el aeropuerto de Rionegro duró casi una hora, pero se pasó volando mientras el conductor señalaba los barrios en las laderas y paraba en un pequeño cajero automático (no olvides tu pasaporte para retirar).
Medellín me sorprendió—modernos teleféricos sobrevolando barrios llenos de arte urbano. La Plaza Botero tenía enormes esculturas de bronce; los niños trepaban sobre ellas mientras los locales charlaban en los bancos. Subimos al Parque Arví para respirar aire fresco de montaña y disfrutar de vistas al valle. En Guatapé, subir la piedra del Peñol me dejó las piernas temblando, pero vaya que la vista vale cada paso. Almorzamos tilapia junto al lago; nuestro guía nos recomendó un lugar donde la sirven recién sacada de sus propias redes.
El día en la finca cafetera fue práctico: recogiendo cerezas maduras junto a Don Luis (que cultiva café desde niño), aprendiendo cómo se secan los granos en grandes bandejas al sol, y luego cabalgando entre hileras de plantas verdes y brillantes después del almuerzo. De regreso paramos en un puente antiguo sobre el río Cauca—los locales dicen que es uno de los más viejos de la zona.
Bogotá se sintió más fresca desde el primer momento—tanto en clima como en ambiente. Nuestro hotel cerca del Parque 93 facilitaba pasear por las tardes. El Museo del Oro brillaba bajo luces suaves; Monserrate nos regaló vistas panorámicas tras un viaje en funicular que crujía justo lo suficiente para hacerlo emocionante. Las calles coloniales de La Candelaria estaban llenas de estudiantes y artistas callejeros dibujando en las esquinas. El último gran día nos llevó bajo tierra en la Catedral de Sal de Zipaquirá (¡hace frío allá abajo!) y luego a Villa de Leyva—un pueblo donde el tiempo parece detenido, con plazas empedradas y casas encaladas.
Sí—está diseñado para todos los niveles de condición física e incluye transporte privado entre ciudades además de un ritmo flexible durante las excursiones diarias.
El desayuno está incluido diariamente; el almuerzo se ofrece durante el tour de la finca cafetera. Los demás almuerzos son a tu ritmo con recomendaciones locales de los guías.
Caminarás durante los recorridos por la ciudad y algunas atracciones como la piedra del Peñol o Monserrate requieren subir escaleras o pendientes suaves, pero hay muchas pausas y opciones para descansar.
Algunas actividades incluyen viajes en transporte local como el teleférico de Medellín; fuera de eso, se organizan traslados privados para mayor comodidad.
Este paquete cubre todos los alojamientos con desayuno (habitaciones dobles), excursiones guiadas diarias en cada ciudad (tour por Cartagena, paseo en barco a las Islas del Rosario, tour por Medellín, excursión a Guatapé y la piedra del Peñol, experiencia en finca cafetera con almuerzo y paseo a caballo), tour por Bogotá más visita a la Catedral de Sal de Zipaquirá y Villa de Leyva, traslados al aeropuerto en cada destino y guías bilingües amigables que te harán sentir como en casa.
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