Recorrerás las calles de Medellín con un guía local, escucharás relatos de quienes vivieron los años más duros de Colombia, subirás El Peñol para disfrutar vistas increíbles del lago Guatapé y navegarás en un bote privado hasta una mansión abandonada que aún guarda mucha historia. Un día para reflexionar sobre la resiliencia y quiénes quedan en la memoria.
Salimos de Medellín justo cuando la ciudad empezaba a despertar, y nuestro guía Juan ya nos contaba historias sobre los barrios que íbamos cruzando. No esperaba que el aire cambiara tan rápido: un momento estábamos entre humo y ruido urbano, y al siguiente, el aroma a eucalipto y ese olor a tierra mojada después de la lluvia. Juan nos señaló las ruinas del viejo edificio Mónaco, contándonos cómo representaba mucho más que solo ladrillos. Cerca, algunos locales vendían café en tazas pequeñas. Probé uno, fuerte como para despertar a cualquiera, de verdad.
El camino hacia Guatapé se hizo largo, pero de esos que no molestan. Paramos en el barrio donde creció Pablo Escobar. Los niños jugaban fútbol descalzos en la calle; sus risas rebotaban en murales desgastados. Juan nos contó historias de esos años, sin glorificar, solo con la verdad. Conocía a algunas familias que vivieron todo eso. Me hizo pensar en lo que se recuerda y lo que se olvida.
Subir la piedra del Peñol fue duro (700 escalones no son broma), pero la vista del lago Guatapé desde arriba... todavía la tengo grabada: agua azul por todos lados, islitas como piezas de un rompecabezas verde. El viento allá arriba se sentía puro. Después de recuperar el aliento, tomamos un bote privado para cruzar el lago y ver una de las mansiones abandonadas de Escobar. Parecía embrujada por su propio silencio; azulejos rotos bajo los pies y enredaderas colándose por las ventanas. Alguien bromeó sobre fantasmas, pero nadie se rió muy fuerte.
Más tarde visitamos La Catedral, su llamada “prisión”. La niebla bajaba mientras estábamos en el borde mirando Medellín desde arriba. Era una paz extraña, sabiendo lo que pasó dentro de esas paredes. En el cementerio, Juan nos mostró dónde está enterrado Escobar, entre políticos y empresarios — se quedó en silencio un buen rato, sin decir nada. Eso me quedó más grabado que cualquier dato o historia.
Sí, el tour incluye recogida y regreso al hotel.
Son 700 escalones hasta la cima de la piedra del Peñol.
Sí, durante el tour visitarás su lugar de descanso.
No, el almuerzo corre por cuenta propia durante el tiempo libre.
Las entradas, como la de la piedra del Peñol, están incluidas en la reserva.
Según la información, el tour es accesible para sillas de ruedas.
Un conductor/guía local te acompañará durante todo el día.
Sí, incluye un paseo privado en barco hasta la mansión abandonada de Escobar en el lago.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Medellín, todas las entradas como la subida a la piedra del Peñol, guía local experto durante las paradas en ciudad y campo, transporte privado entre los sitios incluyendo zonas rurales de Guatapé, y un paseo en barco privado por el lago para explorar una mansión abandonada antes de volver por la tarde.
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