Recorre Comuna 13 en Medellín con un guía local que comparte historias del arte urbano y la historia del barrio, prueba frutas exóticas en un mercado auténtico y disfruta del metrocable sobre techos llenos de color. Prepárate para charlas sinceras sobre el pasado de Medellín y momentos que no olvidarás.
—¿Has probado alguna vez el lulo? —preguntó Andrés, nuestro guía, mientras nos deteníamos en un pequeño puesto en Comuna 13. Ni siquiera conocía la mitad de las frutas que mencionaba. La mañana empezó recorriendo calles llenas de grafitis: algunos estallidos de color, otros casi escondidos si no te fijabas bien. Andrés se paraba de vez en cuando para contarnos quién había pintado cada mural o por qué un colibrí aparecía en una esquina. Los niños jugaban en las escaleras cercanas. Hacía humedad pero no mucho calor, y el aroma de empanadas fritas flotaba en el aire. Aún recuerdo esa primera mordida: crujiente por fuera, suave por dentro, con el punto justo de sal.
Subimos por esas famosas escaleras eléctricas al aire libre (una sensación casi surrealista), pasando gente charlando o vendiendo snacks en los descansos. En un momento, una señora mayor nos sonrió y saludó; Andrés nos contó que vivía aquí desde antes de que todo empezara a cambiar para mejor. No nos endulzó nada: habló de la violencia que azotó el barrio y cómo el arte urbano fue la forma en que la gente recuperó sus paredes. La vista desde arriba es impresionante: casas apiladas como piezas de Lego, montañas al fondo y la ciudad extendiéndose abajo. Quise absorberlo todo, pero el color está en cada rincón.
El viaje en metrocable fue más tranquilo de lo que esperaba, solo un zumbido suave mientras sobrevolábamos techos y zonas verdes entre casas. Andrés señaló los barrios construidos por familias desplazadas por el conflicto; se veían ropas ondeando en los tendederos y niños saludando desde abajo. Nos explicó cómo este sistema cambió la vida diaria para miles: ahora podían ir al trabajo o a la escuela sin subir interminables escaleras. Te hace replantearte el transporte público en casa.
Después fuimos a un mercado local, nada turístico, y probamos rodajas de guanábana, maracuyá, feijoa... Perdí la cuenta después de seis o siete frutas. Algunas dulces y pegajosas; otras casi tan ácidas que me hicieron poner cara (Andrés se rió). Me contó que Colombia cultiva más tipos de frutas por metro cuadrado que ningún otro lugar, y ahora lo creo. Terminamos con los dedos pegajosos y una sonrisa, con muchas más fotos de las que esperaba. Todavía me cuesta pronunciar la mitad de esos nombres.
El tour dura medio día e incluye caminata por Comuna 13, paseo en metrocable y paradas para probar frutas.
Sí, el tour incluye recogida y regreso al hotel.
Sí, durante el recorrido ofrecen snacks tradicionales como empanadas.
El metrocable ofrece vistas a barrios construidos por familias desplazadas y muestra cómo el transporte público transformó la vida diaria.
Probarás al menos diez frutas exóticas colombianas en un puesto local.
Es un tour privado con un guía local exclusivo para ti.
Se recomienda tener condición física moderada por las caminatas en zonas con pendientes.
No se recomienda para embarazadas debido al terreno y las caminatas.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Medellín, caminatas guiadas por las calles llenas de grafitis de Comuna 13 con historias personales de tu guía local, refrigerios ligeros como empanadas y una degustación de frutas exóticas en un mercado auténtico, todo antes de volver cómodamente en coche a donde prefieras en la ciudad.
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