Recorre Comuna 13 en Medellín con un guía local—sube las escaleras eléctricas al aire libre más largas de Latinoamérica, prueba la crema de mango biche picante y dulce, detente en batallas de baile y rap improvisado bajo explosiones de color. Cada mural tiene su historia y pequeñas sorpresas como café fresco o una empanadita que se quedan contigo mucho después.
Ya estábamos a mitad de las escaleras eléctricas en Comuna 13 cuando me di cuenta de cuánto me había transformado la ciudad. El viaje empezó en El Poblado — nuestro guía, Andrés, nos invitó a subir a esta Graffivan que parecía un mural sobre ruedas. La música sonaba tan fuerte que sentía vibrar el pecho, pero a nadie parecía molestarle. Sentí el aroma del maíz frito al pasar junto a un vendedor ambulante — no sé por qué esa imagen se me quedó grabada. Medellín tiene un ritmo distinto.
Caminar por Comuna 13 era como entrar en un diario abierto al aire libre. El graffiti no es solo pintura, son historias de esperanza, rabia y orgullo. Andrés nos detuvo frente a una pared y preguntó qué veíamos; yo dije algo sobre pájaros y él sonrió: “Libertad.” Nos contó cómo eran los días difíciles aquí (sin endulzar nada), y luego señaló a un niño haciendo breakdance sobre un cartón mientras sus amigos aplaudían. Probé la paleta de mango biche — ácida y fría, con chile que me hizo cosquillas en los labios. No esperaba que me gustara tanto.
En el mirador hubo un instante en que todo pareció detenerse — la música rebotando en el concreto, el sol reflejándose en techos pintados de todos los colores que puedas imaginar. Un grupo de bailarines giraba justo frente a nosotros; sus zapatillas apenas tocaban el suelo. Más tarde nos sentamos mientras unos raperos locales improvisaban con nuestros nombres (nunca olvidaré cómo rimaron “Hannah” con “mañana”). Aquí se siente todo auténtico — nada armado ni forzado.
El último tramo nos llevó a un pequeño museo del café donde el dueño me sirvió una taza preparada con una prensa lenta — intensa y con sabor a tierra, nada que ver con lo que tomo en casa. Terminamos en la Casa Neón, que parecía normal hasta que cerraron las puertas y todo se iluminó en azul y rosa neón. De regreso comí una empanadita rellena de carne y papa; a veces todavía recuerdo ese crujido. Medellín te deja recuerdos curiosos como ese.
El tour dura medio día, incluyendo paradas para snacks, visita al museo del café, shows de baile y transporte de regreso.
Sí, el transporte privado está incluido desde el parque de El Poblado en Medellín.
Sí, probarás crema de mango biche (paleta) y una empanadita tradicional de Antioquia durante el recorrido.
Sí, subir las escaleras eléctricas al aire libre de Comuna 13 es parte de la experiencia.
Verás presentaciones auténticas de baile a cargo de jóvenes locales en uno de los miradores de Comuna 13.
El tour es apto para todas las edades; los bebés pueden participar si van en brazos o en cochecito.
Los guías son bilingües; el tour se ofrece en español e inglés.
Incluye una parada en un pequeño museo del café donde probarás café local preparado con técnicas de prensado.
Tu día incluye transporte privado desde el parque de El Poblado en Medellín, agua embotellada para mantenerte fresco mientras subes esas cuestas, cobertura médica por si acaso (aunque esperamos que no la necesites), además de todo lo bueno: un guía bilingüe que vive estas historias a diario, snacks como crema de mango biche y empanaditas en el camino, entrada a un pequeño museo del café con degustación recién hecha antes de volver a bajar entre todo ese color.
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