Disfruta fresas con crema al amanecer cerca de Medellín, navega por las aguas azules de Guatapé, recorre la inquietante hacienda de Pablo Escobar con guía local, sube la Piedra del Peñol para vistas impresionantes y termina el día paseando por la Calle de los Paraguas con una galleta solterita en mano—una experiencia que te cambia sin que lo notes al instante.
“Si quieres entender Antioquia, tienes que probarla,” me dijo sonriendo el conductor mientras me entregaba una taza de fresas con crema. Aún medio dormido, veía cómo Medellín quedaba atrás a través de las ventanas pintadas de la chiva. El aire de la mañana olía a hierba mojada y azúcar, y todos ya charlaban—unos en español, otros en inglés, mezclándose en un solo murmullo. En la finca Alto del Chocho, caminamos entre los árboles mientras nuestra guía Claudia señalaba los tomates de árbol (nunca había visto uno) y nos dejó probarlos con panela. Dulce y ácido a la vez; no sé si me gustó o solo me encantó la risa de Claudia cuando puse cara rara.
La parada en el Monumento al Fénix fue breve pero conmovedora—los locales dejan notitas para sus seres queridos perdidos. Después, nos subimos al bote. El paseo por la represa fue más tranquilo de lo que esperaba; solo el viento y el sonido suave de un vallenato que alguien ponía en su teléfono atrás. Luego llegó Hacienda La Manuela—la antigua casa de Pablo Escobar. Caminar por esas ruinas, con la pintura descascarada y los agujeros de bala, se sentía raro. Nuestra guía no endulzó nada. Contó historias de lo que pasó allí que me dejaron con sentimientos encontrados.
El almuerzo fue un plato paisa contundente—fríjoles, arroz, plátano, chorizo—y, sinceramente, podría haberme echado una siesta ahí mismo si no fuera porque íbamos a subir la Piedra del Peñol. Después de 740 escalones (más o menos—dejé de contar), llegamos justo cuando las nubes empezaban a cubrir el cielo. La vista de las islas de Guatapé no se puede capturar bien en fotos; agua azul verdosa por todos lados. Bajar fue más fácil, pero mis piernas no estaban de acuerdo.
Luego paseamos por la Calle de los Paraguas—con paraguas de todos los colores colgados arriba—y probamos galletas solteritas de un vendedor ambulante que me guiñó un ojo cuando se me cayeron las monedas. El pueblo es un estallido de color: rosas y azules en cada pared, niños jugando fútbol descalzos en la plaza. Cuando regresamos a Medellín, sentí la cabeza llena de historias y azúcar. No sé qué me quedó más grabado—el sabor del tomate de árbol o esa vista desde la cima—pero esta excursión a Guatapé desde Medellín es un recuerdo que no dejo de revivir.
El tour dura todo el día, saliendo por la mañana y regresando en la tarde a Medellín.
Sí, se incluye un almuerzo tradicional paisa durante el recorrido.
Sí, la entrada a la Hacienda La Manuela está incluida con guía local.
Sí, disfrutarás de un tranquilo crucero por la represa cerca de Guatapé.
Probarás fresas con crema en la mañana y tomate de árbol con panela en la finca Alto del Chocho.
La piedra tiene 740 escalones; requiere una condición física moderada, pero la mayoría lo hace a su propio ritmo.
Es una calle colorida decorada con paraguas colgados donde puedes probar las galletas solteritas tradicionales.
El tour incluye opciones de recogida cómodas desde Medellín.
Tu día incluye recogida en Medellín en chiva, fresas con crema para empezar la mañana, entrada a la finca Alto del Chocho para probar fruta local con panela, un paseo en bote por el lago Guatapé, acceso guiado a la Hacienda La Manuela (la finca de Pablo Escobar), un almuerzo paisa completo después de explorar la historia de cerca, y tiempo para pasear por la Calle de los Paraguas probando galletas solteritas antes de regresar.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?