Si tienes una escala en el aeropuerto de Medellín, no te quedes sentado—sal y descubre Guatapé y sube La Piedra del Peñol. Vivirás la auténtica vida campestre, probarás snacks locales y aún llegarás a tiempo para tu próximo vuelo.
El aire se sentía fresco al salir del aeropuerto José María Córdova—nada que ver con el ambiente cargado del avión. Nuestro guía, Luis, ya nos esperaba, sosteniendo un cartel con mi nombre. Nos saludó con un rápido “¿Listos?” y partimos, serpenteando entre colinas verdes salpicadas de pequeños puestos de frutas al borde del camino. Podía oler el café recién hecho que salía de una pequeña cafetería cerca de la carretera; los locales ya charlaban tomando un tinto aunque apenas eran las 9 de la mañana.
El viaje a Guatapé duró unos 45 minutos, pero honestamente no se sintió largo. Pasamos junto a vacas pastando y vimos la neblina baja sobre el lago. Cuando llegamos a La Piedra del Peñol, admito que dudé frente a esos 700 escalones. Pero subir valió cada esfuerzo. Arriba, tienes una vista salvaje y colorida: agua azul rodeando islas, techos rojos a lo lejos, botes dejando pequeñas estelas abajo. Luis nos señaló dónde estaba el antiguo pueblo de Peñol antes de que inundaran el valle para crear el embalse—incluso nos mostró fotos descoloridas en su teléfono.
De vuelta en el pueblo de Guatapé, paseamos entre casas pintadas de colores vivos y nos detuvimos a probar arepas en un puesto de la esquina (las de queso son las mejores). Los zócalos—esas pequeñas placas con dibujos que adornan cada edificio—realmente cuentan sus propias historias si los miras con atención. Aquí es fácil perder la noción del tiempo; estuve revisando mi reloj para no perder el vuelo. Pero nuestro guía se aseguró de que regresáramos con tiempo de sobra—y de alguna manera aún me quedó espacio para un último café antes de pasar por seguridad.
Necesitarás al menos entre 8 y 10 horas entre vuelos para disfrutar sin prisas. Cuéntanos tus horarios exactos para planificar todo a la perfección.
La escalera es empinada pero segura, con pasamanos durante todo el recorrido. La mayoría lo logra sin problema si van despacio—solo lleva zapatos cómodos y agua.
¡Sí! Tu conductor mantendrá tus maletas seguras en el vehículo mientras exploras cada parada.
No incluye comidas, pero hay muchos lugares locales en el camino donde puedes probar algo delicioso (como arepas frescas o empanadas).
Tu excursión privada incluye traslados ida y vuelta desde el aeropuerto de Rionegro, entradas a La Piedra del Peñol, un guía/conductor bilingüe amable y transporte privado cómodo. También contamos con acceso para sillas de ruedas y animales de servicio—solo avísanos qué necesitas.
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