Recorre las calles más antiguas de Bogotá con un guía local que conoce cada atajo y historia. Maravíllate con los tesoros del Museo del Oro, sube a Monserrate para vistas inolvidables y prueba snacks típicos en el camino. Prepárate para risas, detalles inesperados y momentos de conexión real.
No esperaba que lo primero que me llamara la atención en Bogotá fuera el sonido: vendedores ambulantes gritando entre las piedras irregulares de La Candelaria, un tipo tocando la guitarra por ahí (no muy bien), y nuestra guía Camila riendo mientras nos enseñaba a decir “arepa” con el acento correcto. Empezamos en el Museo Botero; esas esculturas gorditas son aún más curiosas en persona. La luz dentro era suave y amarillenta, y no podía dejar de notar lo tranquilo que se sentía en contraste con el bullicio afuera. Camila nos contó historias de la infancia de Botero aquí — se notaba que estaba orgullosa, y eso me hizo prestar más atención de lo normal.
Pasear por la Plaza de Bolívar fue un poco caótico — palomas por todos lados, niños persiguiéndolas mientras funcionarios con traje pasaban rápido. Camila señaló unos agujeros de bala en un edificio (dijo que todo bogotano conoce esa historia). Luego entramos al Museo del Oro. ¿La verdad? Pensé que solo vería cosas brillantes tras un vidrio, pero la cantidad de ranas y máscaras de oro diminutas me dejó en pausa un momento. Hay una sala donde bajan las luces y de repente estás rodeado de oro que brilla — es casi mágico. El aire tenía un leve olor metálico, o tal vez fue mi imaginación.
Si eliges Monserrate para tu excursión desde Cusco (o de donde vengas), prepárate para las filas si es domingo — Camila nos avisó pero igual lo subestimamos. El teleférico es rápido, aunque a mitad de camino me taparon los oídos; arriba todo se siente más ligero y luminoso. La gente encendía velas en el santuario, algunos simplemente se sentaban en silencio con los ojos cerrados. Compré aguapanela en un puesto (bebida caliente de caña de azúcar — no es mi favorita, pero cuando en Roma). Tenía las manos frías y seguía sosteniendo la taza más tiempo del necesario. Terminamos paseando por el Parque Santander, donde vendían pulseras tejidas y silbatos de barro en forma de llama (me rendí y compré uno). No todo fue perfecto — tuvimos que saltarnos un museo porque cierra los lunes — pero eso hizo que la experiencia se sintiera más auténtica.
Sí, la recogida y regreso al hotel están incluidos en tu reserva.
Sí, Monserrate está incluido si eliges esa opción al reservar.
El precio del tour cubre todas las entradas a las atracciones visitadas.
Puedes elegir guía en español, inglés, francés, portugués o alemán.
No incluye almuerzo tradicional; puedes comprar snacks durante las paradas.
El viaje en teleférico es rápido, pero las filas pueden superar las 2 horas los domingos por la tarde.
Tu guía sugerirá un museo alternativo según los intereses del grupo.
El tour privado es apto para todos los niveles físicos; los bebés deben ir en brazos de un adulto.
Tu día incluye recogida y regreso en hotel dentro de Bogotá, todas las entradas a museos como Botero y Museo del Oro (salvo que estén cerrados), guía profesional en tu idioma durante toda la jornada, y boletos para el teleférico a Monserrate si seleccionaste esa opción — así no tienes que preocuparte por la logística ni hacer filas en taquillas, salvo en días de mucha demanda.
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