Recorre La Candelaria en Bogotá con un guía local que conoce cada historia detrás de los murales, prueba té andino en la plaza donde se reúnen los artistas y vive el arte urbano con voces reales detrás. Prepárate para lluvia o sol (paraguas incluidos), muchas historias y momentos que te quedarán para siempre.
Lo primero que me llamó la atención en La Candelaria no fue el graffiti en sí, sino cómo nuestro guía, Diego, se detuvo frente a una puerta azul desconchada y sonrió. “¿Lo ves?” dijo señalando un revoltijo de colores sobre nosotros. La pintura parecía casi fresca bajo la luz de la mañana, vibrando contra las piedras viejas. Se escuchaba música por ahí — tal vez reguetón saliendo de una ventana — y el aroma del café flotaba por la Calle 11. Intenté tomar una foto, pero sinceramente, nunca logra captar lo imponente que son estos murales cuando estás justo al lado.
Empezamos cerca de la Plaza del Chorro de Quevedo, donde Diego nos pasó unos vasitos de té andino colombiano (él lo llamó “agua de panela”, aunque seguro lo dije mal). Nos contó cómo el graffiti en Bogotá tiene una historia complicada — a veces celebrado, otras veces tachado de vandalismo — y cómo ahora artistas de toda Latinoamérica vienen aquí solo para dejar su huella. Había un mural de un jaguar con ojos dorados que me dejó sin palabras por un momento. Unos chicos pasaron en patineta y uno nos miró como si compartiéramos un secreto.
Al caminar por esas calles torcidas, sientes que cada pared está discutiendo, riendo o recordando algo. Diego señaló obras de Bastardilla y Toxicómano — nombres que nunca había escuchado pero que ahora no puedo olvidar. Nos explicó detalles curiosos: por qué algunos rostros están pintados al revés (“para la suerte”, encogió los hombros), o cómo ciertos colores aquí son símbolos de protesta. Llovió unos cinco minutos y alguien pasó un paraguas (incluido, por suerte), pero a nadie le importó — los colores se veían aún más vivos sobre la piedra mojada. La verdad, a veces todavía pienso en ese jaguar cuando estoy atrapado en el metro de regreso a casa.
El recorrido por el centro de Bogotá suele durar entre 2 y 3 horas.
Sí, es apto para todos porque la caminata es suave y sin dificultad.
El tour inicia en la Plaza del Chorro de Quevedo, en La Candelaria.
Incluye té andino colombiano, guía local, visitas a varios murales del centro, contexto socio-político del graffiti, seguro y paraguas en caso de lluvia.
Sí, el tour se puede hacer en inglés o español según el grupo.
No es necesario; la propina está incluida al reservar el tour.
Tu día incluye encuentro con el guía local en la Plaza del Chorro de Quevedo, degustación de té andino mientras escuchas las historias detrás de cada mural, recorrido por los principales sitios de arte urbano con todo el contexto, seguro a todo riesgo durante la caminata y paraguas disponibles si llueve (que pasa más de lo que imaginas).
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