Si quieres conocer Chipre más allá de las postales—pueblos fantasma, ruinas antiguas y la vida local auténtica—este tour lo tiene todo con un guía amigable que sabe cada atajo y cada historia.
Lo primero que me impactó al llegar a Varosha fue el silencio—una calma extraña que envolvía hoteles vacíos y balcones descoloridos por el sol. Nuestro guía nos contó cómo esta zona se convirtió en un pueblo fantasma tras 1974. Aún se ven carteles desgastados de antiguos cafés y clubes de playa, pero no hay ni un alma. Es raro, casi irreal, caminar junto a edificios donde el tiempo parece haberse detenido. La brisa marina trae un aire salado y, de vez en cuando, se oye el leve crujido de una persiana suelta movida por el viento.
Luego nos dirigimos al corazón de Famagusta, donde la Catedral de San Nicolás se alza imponente con sus arcos puntiagudos y los leones de piedra desgastados en la entrada. Dentro, el ambiente es fresco y tenue—nuestro guía explicó cómo se transformó en la Mezquita Lala Mustafa Pasha durante la época otomana. Me fijé en cómo la luz del sol entraba por las ventanas altas, iluminando el polvo en el aire. Siempre hay alguien vendiendo simit fresco afuera; cogí uno para picar mientras escuchábamos historias de asedios medievales.
Tras un corto trayecto hacia el norte, llegamos a la antigua ciudad de Salamis. Nuestro guía oficial nos esperaba en la taquilla—conocía todos los atajos entre las ruinas. Subimos por escaleras derruidas hasta el viejo gimnasio y echamos un vistazo a lo que fueron los baños romanos (todavía huele un poco a piedra húmeda). El teatro es enorme; casi puedes imaginar a los gladiadores esperando tras esos arcos. Si te apasiona la historia o simplemente te gusta explorar ruinas, este lugar es un tesoro.
La comida fue en el pueblo de Bellapais—calles estrechas bordeadas de naranjos y gatos que se escabullían entre las mesas de los pequeños restaurantes. El monasterio domina el paisaje; nuestro guía señaló grabados en las columnas que la mayoría pasa por alto si no se fijan bien. Tomé un café en un sitio llamado Kybele Café—las vistas hacia Kyrenia son impresionantes en un día despejado.
La última parada fue el puerto de Kyrenia. Tuvimos media hora para pasear junto al agua—barcos de pesca meciéndose suavemente, locales charlando mientras juegan backgammon en las tabernas. Siempre hay alguien vendiendo limonada casera cerca del castillo; no pude resistirme a probar un vaso antes de volver a Nicosia.
¡Sí! El ritmo es tranquilo y nuestro guía se adapta a todas las edades. Solo avísanos si tienes necesidades especiales para que todos estén cómodos.
Sí, por favor lleva tu pasaporte vigente el día del tour—es obligatorio para cruzar entre zonas en Chipre.
Tendrás tiempo suficiente en cada lugar principal: unos 30 minutos en el puerto de Kyrenia y tiempo para fotos, explorar o tomar algo en los demás sitios.
Todos los precios de entrada están incluidos en el tour—¡sin costes extra el día de la excursión!
Tu guía y conductor privado te recoge en tu hotel de Nicosia en un vehículo con aire acondicionado. Incluye todas las entradas, recargo por combustible y regreso al hotel al terminar la excursión.
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