Subirás el volcán Villarrica desde Pucón con un guía local que cuida la seguridad pero sin perder el buen humor. Prepárate para cruzar el glaciar con crampones, asomarte a un cráter activo (a veces verás lava), y luego deslizarte en trineo casi todo el camino antes de compartir cervezas al final. Es un desafío lleno de sorpresas — y esa vista desde la cima se queda contigo mucho tiempo.
Lo primero que me llamó la atención fue el olor — no exactamente a azufre, pero sí algo punzante en el aire mientras estábamos en la base del volcán Villarrica. Nuestro guía, Felipe, nos entregó los cascos y nos enseñó a poner los crampones. Yo batallaba con los míos (son más complicados de lo que parecen), y él solo sonrió y dijo que todos lo hacen la primera vez. El sol apenas asomaba sobre Pucón, pero ya se escuchaban otros grupos pisando el hielo más adelante. Mis manos estaban frías incluso dentro de los guantes — quizás también por los nervios.
Empezamos a subir despacio, zigzagueando entre parches de nieve vieja y rocas negras. Felipe señalaba cosas que yo habría pasado por alto: un cóndor volando en círculos arriba, pequeñas flores silvestres asomando entre la grava. Nos contó historias de erupciones — al parecer este es uno de los volcanes más activos de Chile — y cómo a veces se puede ver la lava burbujeando en la cima. No esperaba reír tanto en un trekking por un glaciar, pero alguien del grupo intentó pronunciar “Villarrica” bien y se convirtió en una broma que duró horas.
El último tramo se puso empinado. Se sentía el viento que picaba en las mejillas. Nos enganchamos a una cuerda para seguridad (no me da vergüenza admitir que me temblaban las piernas). Y de repente, en la cima, todo quedó en silencio salvo nuestra respiración y un bajo retumbar desde abajo. Mirar dentro de ese cráter — la verdad, es difícil de describir. El humo salía en pequeñas volutas y si te acercabas lo justo (sin pasarte), podías ver destellos rojos muy abajo. A veces cierro los ojos y todavía recuerdo esa vista.
La bajada fue una locura — la mayor parte la hicimos deslizándonos en unos trineos de plástico que nos dieron, riendo como niños hasta donde terminaba la nieve. Los pantalones me quedaron empapados, pero a nadie le importó; alguien abrió una cerveza en la van y nos quedamos ahí, sonriendo, con las botas fuera y el vapor saliendo de los calcetines bajo el sol de la tarde.
Se requiere buena condición física; no se recomienda para personas con problemas de columna o enfermedades cardiovasculares.
Sí, está todo incluido: calzado, casco, crampones, mochila, chaqueta y cubrepantalones.
No hace falta experiencia previa en montaña; los guías enseñan las técnicas durante la subida.
Se baja en trineo la mayor parte del camino después de llegar a la cima, especialmente en invierno o primavera.
No incluye almuerzo, pero sí cervezas al terminar la actividad.
Sí, la entrada al Parque Nacional Villarrica está incluida en la reserva.
El volcán queda a unos 20 km del centro de Pucón.
Tu día incluye traslado en vehículo con aire acondicionado desde Pucón, todo el equipo de montaña de calidad (crampones, casco, piolet, botas), entradas al Parque Nacional Volcán Villarrica, seguro de accidentes durante la caminata y cervezas frías esperándote al volver al campamento base.
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