Si quieres vivir el lado más salvaje del sur de Chile, esta caminata al volcán Quetrupillán es para ti. Cruzarás bosques, subirás por nieve y estarás sobre un glaciar en la cima de un cráter con vistas únicas. Además, tienes todo el equipo, guías expertos y una cerveza fría esperándote al final.
Aún está oscuro cuando nos subimos a la van en Pucón, con las botas colgando de las mochilas y el café calentando nuestras manos. El camino es tranquilo, solo se escucha el suave murmullo de la calefacción y alguna que otra broma de nuestro guía, Matías, que ha hecho esta ruta más veces de las que recuerda. Los cuarenta kilómetros pasan rápido mientras el sol asoma detrás del volcán Villarrica, tiñendo todo con esa luz rosada y fría que solo se siente en el sur de Chile.
El sendero comienza suave, serpenteando entre parches de bosque nativo. Se huele la tierra húmeda y se oye el crujir de hojas secas bajo los pies. De vez en cuando, un carpintero magallánico golpea algún árbol arriba. A medida que subimos, los árboles se van haciendo más escasos y el terreno cambia: primero rocas volcánicas sueltas y, más arriba, nieve. Recuerdo a Matías detenerse para mostrarnos un grupo de araucarias milenarias, con sus ramas retorcidas contra el cielo. Nos entregó crampones y nos enseñó a ajustarlos bien, asegurándose de que todos se sintieran firmes antes de enfrentar la parte helada.
Al llegar a la cumbre, a 2.370 metros, sentí que me faltaba el aire, no por la altura, sino por el paisaje. El volcán Lanín se alzaba imponente frente a nosotros, y bajo nuestros pies, el cráter del Quetrupillán guardaba un glaciar que brillaba casi azul con la luz de la mañana. Se veían lagos dispersos a lo lejos y, en un día despejado, hasta los Andes extendiéndose hacia Argentina. El viento allá arriba es cortante y trae un aroma limpio y extraño, mezcla de nieve y roca. Sacamos fotos, compartimos unos minutos en silencio y luego, para quienes quisieron, llegó la mejor parte: deslizarse en pequeños trineos, riendo como niños hasta llegar de nuevo al límite del bosque.
Sí, es ideal para principiantes con buena condición física. Los guías mantienen un ritmo tranquilo y ayudan con el equipo como crampones y piolets.
Solo ropa cómoda por capas y una botella de agua. Todo el equipo técnico, snacks e incluso botas de montaña están incluidos.
Es una aventura de día completo, normalmente empieza temprano en la mañana desde Pucón y termina a última hora de la tarde o al anochecer.
La nieve está presente la mayor parte del año, especialmente en las alturas. En invierno y primavera, hay más nieve y se puede deslizar en trineo bajando.
Incluye transporte privado desde Pucón, guías certificados, todo el equipo de montaña (crampones, casco, piolet, guantes, mochila), entrada al Parque Nacional Villarrica, seguro de accidentes, además de fotos, videos, snacks, bebidas y una cerveza al terminar. Todo listo para que solo te concentres en la subida.
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