Recorre las plazas históricas y cerros verdes de Santiago con un guía local que conoce todos los atajos, escucha historias que no aparecen en las guías, explora barrios exclusivos y cotidianos, y termina con la opción de comer donde comen los locales, llevándote mucho más que fotos.
Recuerdo salir del hotel en Santiago y sentir ese contraste tan marcado: de un lado, torres de vidrio brillantes; del otro, viejos jugando ajedrez bajo árboles polvorientos. Nuestro guía, Rodrigo, nos llamó con una gran sonrisa y empezó a señalar detalles que jamás habría notado, como cómo se asoman los Andes detrás de cada cuadra si miras más allá de los cables. Empezamos en el Palacio de La Moneda; estaba más tranquilo de lo que esperaba, solo se escuchaban los pasos sobre la piedra y risas de niños cerca.
Rodrigo no nos llevó a toda prisa por los lugares típicos —Plaza de Armas, la Catedral (que huele a cera de vela incluso en días soleados), el Cerro Santa Lucía donde la brisa despeina justo lo suficiente— y entre paseo y paseo nos contó cómo Santiago fue creciendo alrededor de esos rincones. En un momento intentó enseñarme a pronunciar “Bicentenario” y se rió cuando lo arruiné por completo. Fue reconfortante ver barrios elegantes como Las Condes y Vitacura, y luego perderse por Bellavista, donde los murales hablan fuerte y nadie se molesta si te quedas mirando.
Terminamos en un pequeño restaurante chileno (no incluido, pero vale la pena) donde Rodrigo nos insistió en probar el pastel de choclo. El lugar olía a maíz asado y café molido; la verdad, todavía me acuerdo de ese almuerzo cada vez que huelo albahaca. No era un lugar fancy, pero todos saludaban a Rodrigo por su nombre, y eso nos hizo sentir como si nos hubiéramos colado en la rutina de alguien más por un rato. La excursión por Santiago no se sintió armada ni apurada; fue como acompañar a alguien que realmente vive aquí. Me fui deseando haber prestado más atención en las clases de español, pero feliz de haber conocido tantas caras de una misma ciudad.
Sí, la recogida está incluida para hoteles en el centro, Vitacura, Las Condes y Providencia.
No, el almuerzo no está incluido, pero hay una parada opcional en un restaurante chileno recomendado por tu guía.
No, las entradas ni los tickets para el funicular del Cerro San Cristóbal no están incluidos.
El tour sale desde tu hotel a las 11:30 a.m.
Visitarás Las Condes, Vitacura, Providencia, Bellavista y el centro de Santiago.
Sí, el transporte durante el tour es privado.
Sí; los bebés pueden ir en cochecito o sentados en el regazo de un adulto. Hay asientos especiales para bebés disponibles.
No se especifica la duración exacta, pero es una experiencia de medio día que comienza a media mañana.
Tu día incluye recogida en hoteles de barrios céntricos de Santiago y transporte privado con aire acondicionado durante todo el recorrido. Se ofrece agua embotellada en el camino. Al final del tour puedes elegir almorzar con tu guía en un restaurante típico chileno antes de regresar al hotel.
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