Te levantarás temprano en San Pedro de Atacama para un día recorriendo paisajes desérticos surrealistas: flamencos en Laguna Chaxa, rocas rojas en Piedras Rojas tras subir a 3800 metros, almuerzo en Socaire y momentos de calma junto a lagunas de gran altitud. Disfruta comida auténtica, historias locales de tu guía y esos silencios especiales que no se pueden planear.
Desperté con ese silencio único que solo se siente en el desierto — no es vacío, sino un zumbido suave. Apenas salimos de San Pedro de Atacama, nuestra guía Carla paró junto a un cartel desgastado que marca el Trópico de Capricornio. El sol ya picaba, pero sin ser agresivo. Nos ofreció café de verdad, nada de instantáneo, y pan que aún olía a recién hecho. Recuerdo cómo todos caminaban medio dormidos, sonriendo, sacando fotos con los brazos abiertos como si quisieran abrazar todo el horizonte.
La primera vez que vi la Laguna Chaxa no parecía real — un espejo azul cortado por sal blanca y esos puntos rosados que se movían a lo lejos. Flamencos. Carla nos contó que hay tres tipos aquí, pero la verdad me distraje con su forma de andar, lenta y segura, como si supieran que los estábamos mirando. Hubo un instante en que todo quedó en silencio, salvo sus extraños graznidos y el viento rozando la sal. El aire tenía un sabor metálico, o tal vez era la emoción de estar tan lejos de todo lo conocido.
Después de lo que parecieron horas por caminos serpenteantes (perdí la cuenta), llegamos a Piedras Rojas. Las rocas rojas parecían de mentira contra el cielo pálido — como si alguien hubiera derramado pintura por todos lados. Subimos casi hasta los 3800 metros; sentí la cabeza ligera, pero sin mareos. El grupo se dispersó por las salinas y pequeñas lagunas cercanas, cada uno perdido en sus pensamientos. Carla señaló unas vicuñas pastando a lo lejos — bromeó que son “los verdaderos locales”. Más tarde almorzamos en Socaire: sopa de quinoa y un plato con queso que no pude pronunciar (Li se rió cuando lo intenté). Todo el lugar olía a leña y algo dulce.
Paramos de nuevo en las lagunas Miscanti y Miñiques — dos azules imposibles bajo esa luz intensa que hacía que todo se viera más nítido que en la vida real. Carla nos habló de los polluelos de tagua que anidan cerca de la orilla; yo solo escuchaba el viento silbando entre los pastos y trataba de recuperar el aliento (la altura no es broma). De regreso pasamos por Toconao — casitas pequeñas hechas de piedra volcánica blanca, niños saludando al pasar. A veces todavía pienso en ese silencio al amanecer — cómo parecía más grande que yo.
El tour es de día completo con varias paradas: Laguna Chaxa, Piedras Rojas, lagunas Miscanti y Miñiques, Socaire y Toconao.
Sí, el desayuno incluye frutas, pan, jugo, café o té, galletas, queso y pastel, servido al inicio del día.
Sí, visitarás Laguna Chaxa donde podrás observar de cerca diferentes especies de flamencos.
Se alcanza hasta 3800 metros sobre el nivel del mar cerca de Piedras Rojas y las salinas cercanas.
Sí, el almuerzo está incluido durante la parada en el pueblo de Socaire.
Las entradas a Piedras Rojas y Laguna Chaxa están incluidas en el precio del tour.
No se recomienda para niños menores de 7 años ni para personas con problemas respiratorios o cardiovasculares debido a la altitud.
El día incluye recogida en hoteles o puntos de encuentro en San Pedro de Atacama, entradas pagadas para Piedras Rojas y Laguna Chaxa para evitar complicaciones, un desayuno completo al inicio, caminatas guiadas en cada parada y un almuerzo local abundante antes de regresar mientras las sombras de la tarde se extienden por el desierto.
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