Empieza en Whistler Village y sube con tu guía antes de lanzarte a toda velocidad entre las montañas Blackcomb y Whistler — viento en la cara, arroyo abajo. Los guías se encargan de la seguridad y cuentan detalles sobre la ecología local. Risas, piernas temblorosas y todo el equipo y transporte incluidos para que solo te preocupes por volar.
Lo primero que recuerdo es el sonido — ese zumbido metálico cuando alguien salió disparado delante de nosotros, desapareciendo entre un muro verde. Acabábamos de bajar de la góndola en Whistler Village, los cascos algo torcidos (al menos el mío), arneses bien ajustados. El aire allá arriba olía a pino fresco, mezclado con algo más frío — ¿quizá nieve que quedaba en lo alto? Nuestro guía Jamie nos sonrió como si supiera que estábamos nerviosos. “No se preocupen, todo va a estar bien”, dijo. Yo le creí a medias.
No esperaba que el corazón me latiera tan fuerte antes de la primera tirolesa. Parado en la plataforma de madera, mirando ese arroyo de aguas bravas que separa las montañas Whistler y Blackcomb — es difícil explicar lo alto que se siente hasta que estás ahí. La tirolesa fue más rápida de lo que imaginé; el viento en los oídos, los árboles pasando borrosos, las manos apretando el arnés. Por un segundo solo existías tú y ese vacío salvaje debajo. Jamie gritó algo sobre la ecología de la montaña al aterrizar (alcancé a oír “bosque antiguo” y “osos” pero mi cerebro aún procesaba). Señaló un líquen en una rama — dijo que solo crece donde el aire está realmente limpio. Eso se me quedó grabado.
Para la tercera tirolesa ya estaba riendo en vez de gritar. Había un niño en el grupo que no paraba de preguntar si veríamos osos abajo (no vimos ninguno), y su papá fingía ver uno solo para molestarlo. Los guías fueron pacientes — revisaban los arneses cada vez, asegurándose que todos nos sintiéramos seguros antes de lanzarnos de nuevo. Eso lo valoré más de lo que esperaba. Mis guantes olían a metal y mis piernas temblaban, pero bien, como después de una caminata o un buen chapuzón.
Bajar de nuevo a Whistler Village se sintió casi demasiado normal después de tanto ruido y cielo. El grupo se dispersó rápido pero me quedé un momento mirando hacia arriba, donde habíamos volado entre cables colgados entre montañas. Es curioso lo silencioso que se ve desde abajo — nunca imaginarías lo que pasa allá arriba si no lo has vivido.
Las tirolesas van desde 180 metros hasta 730 metros de longitud.
Se puede alcanzar hasta 50 km/h en las líneas Bear Tour o 80 km/h en las Eagle Tour.
Sí, el transporte desde Whistler Village al punto de inicio y de regreso está incluido.
Sí, guías profesionales se encargan de la seguridad y te acompañan durante toda la experiencia.
Se entrega arnés y casco desinfectados para cada participante.
No, solo están incluidos el transporte y el equipo.
El peso mínimo es 30 kg (Bear) o 34 kg (Eagle); máximo 125 kg; niños de 6 a 14 años deben ir acompañados por un adulto.
El tour funciona casi en cualquier clima; vístete adecuadamente o reprograma si se cancela por mal tiempo.
Tu día incluye recogida en Whistler Village en van o góndola según la ruta, arneses y cascos desinfectados para todas las tirolesas entre Blackcomb y Whistler, y guías profesionales que revisan cada detalle de seguridad antes de devolverte al pueblo al terminar.
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