Comienza antes del amanecer con recogida en hotel para ver el amanecer en Angkor Wat, acompañado de un guía local que conoce todos los atajos. Recorre los antiguos pasillos de Bayon y Ta Prohm, donde las raíces se enredan en la piedra, disfruta un desayuno cerca de los templos y termina en Banteay Kdei antes de regresar, cansado pero feliz.
El despertador sonó a las 4:15 am y casi me convenzo de no levantarme—¿quién necesita ver el sol salir sobre Angkor Wat? Pero nuestro conductor ya esperaba afuera del hotel, con una sonrisa a pesar de la oscuridad total. La minivan estaba fresca y silenciosa, solo unos pocos despertando a duras penas. Olvidé mi gorra (clásico), pero Dara, nuestro guía, me pasó una toalla fría y sonrió como si eso le pasara siempre. Me señaló el mejor lugar junto al estanque de lotos—la verdad, yo no lo habría descubierto solo—y esperamos en ese silencio raro antes del amanecer, escuchando ranas y un canto lejano detrás de los árboles.
Cuando el cielo empezó a teñirse de rosa tras esas torres, todos guardamos silencio. Recuerdo a Dara susurrando que su abuelo solía colarse en Angkor cuando era niño, cuando todo era selva. El aire olía a piedra húmeda y a incienso que venía de un altar cercano. Tras el amanecer (que valió cada minuto de sueño perdido), caminamos entre los relieves de Angkor Wat—tantas historias en esas paredes, y Dara podía leer algunos fragmentos en sánscrito antiguo. Mi parte favorita fue cuando nos mostró dónde los locales dejan pequeñas ofrendas escondidas en las grietas; si no sabes dónde mirar, ni las ves.
El desayuno fue una sencilla sopa de fideos en un lugar justo fuera del área de los templos—nada lujoso, pero perfecto después de tanto caminar. Luego volvimos a la minivan para ir a la Puerta Sur de Angkor Thom (esas gigantescas caras de piedra parecen a la vez serenas y traviesas) y paseamos por el templo Bayon con su laberinto de rostros sonrientes. En Ta Prohm, los árboles parecen devorar las ruinas—raíces por todos lados, verdes y húmedas al tacto (yo las toqué). Dara bromeó con lo de Tomb Raider, pero en realidad se sentía como entrar en el sueño de alguien más.
Pensé que me saturaría de templos, pero cada parada tenía su propia magia—Banteay Kdei era más tranquilo, casi vacío salvo por un monje mayor barriendo hojas. Para entonces el calor y la humedad ya se notaban; estábamos cansados, pero de ese cansancio bueno que da ver tanta belleza en una sola mañana. De regreso intenté (sin éxito) dormir un poco, pero más bien me quedé mirando los arrozales pasar y pensando en lo afortunado que era de conocer Angkor Wat así, con alguien que sabe todos sus rincones.
El tour comienza muy temprano para llegar antes del amanecer; la recogida suele ser entre las 4:00 y 4:30 am en hoteles de Siem Reap.
Sí, la recogida y regreso al hotel están incluidos para mayor comodidad.
Los principales son Angkor Wat, Bayon (en Angkor Thom), Ta Keo, Ta Prohm, Banteay Kdei y la Puerta Sur de Angkor Thom.
Sí, se ofrece un desayuno local en un lugar cercano a los templos tras ver el amanecer en Angkor Wat.
Es un tour en grupo pequeño; el número exacto varía, pero siempre se limita para una mejor experiencia.
Sí, un guía local de habla inglesa acompaña todo el recorrido por los templos.
No se especifica si las entradas están incluidas; revisa si tu ticket cubre la admisión o si debes comprarla aparte.
Lleva calzado cómodo, protección solar (gorra/crema), botella de agua (aunque se ofrece agua fresca) y tu cámara.
Tu día incluye recogida temprana en hotel en minivan o autobús con aire acondicionado, guía en inglés que te llevará por cuatro templos principales—Angkor Wat al amanecer, Bayon en Angkor Thom, las famosas raíces de Ta Prohm, Ta Keo y Banteay Kdei—con toallas frías y agua embotellada durante el recorrido, además de un desayuno cerca de los templos antes de regresar al hotel esa misma mañana.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?