Prepárate para clases privadas de esquí en Bansko con un ex corredor nacional que te guiará en cada paso — desde tus primeros giros tambaleantes en pistas azules hasta afrontar las rojas o perfeccionar la técnica de carving si te animas. Los niños tienen su propia zona divertida. Con la entrada al Parque Nacional Pirin incluida, te llevarás nuevas habilidades y alguna historia para recordar mucho después de que la nieve se derrita.
“¡Inclínate hacia adelante, no hacia atrás!” Eso me repetía Iván mientras tambaleaba en la cima de la pista azul en Bansko, con las botas un poco apretadas y la nieve crujiendo bajo mis esquís. Él había formado parte del equipo nacional de Bulgaria hace años — se notaba en la forma en que bajaba esquiando como si nada. Yo solo intentaba no caer mientras trataba de enganchar las botas (más difícil de lo que parece, la verdad). El aire olía fresco y puro, y se percibía un ligero aroma a pino que venía de algún lugar más arriba. Iván sonrió cuando por fin logré hacer un giro decente en cuña, aunque mis rodillas temblaban.
Empezamos en las pistas fáciles, pero tras una hora — y algunas caídas suaves (aprendí a caer sin hacerme daño, que resulta ser todo un arte) — me animó a probar una pista roja. “Estás listo”, me dijo, aunque yo no me lo creía ni un segundo. Pero su confianza me dio ganas de intentarlo. Cerca, unos niños pasaban zumbando en su clase, riendo y gritando en búlgaro; su instructor los hacía esquivar pequeños marcadores con forma de animalitos que parecían sacados de una fiesta infantil. Era reconfortante, en realidad — todos aprendiendo juntos, sin presión por ser perfectos.
Iván me enseñó a esquiar en paralelo e incluso me hizo pensar en los giros cortos — aunque, para ser sincero, yo solo estaba feliz de no chocar con nadie. Contó historias de sus carreras en Sofía cuando era joven (“¡mucho más frío que aquí!”), y me señaló dónde se acumula la nieve polvo fuera de pista, por si alguna vez me animo a probar. Al final de las dos horas, mis piernas estaban como gelatina, pero sentía una mezcla extraña de cansancio y orgullo. El sol empezaba a esconderse tras las cumbres del Parque Nacional Pirin, proyectando largas sombras azuladas sobre la nieve. A veces todavía recuerdo esa vista cuando estoy atrapado en mi escritorio en casa.
Sí, los principiantes empiezan en pistas azules fáciles y aprenden desde cómo ponerse los esquís hasta técnicas para caer con seguridad.
Sí, niños desde los cuatro años pueden unirse; cuentan con áreas especiales y atracciones divertidas diseñadas para ellos.
Serás guiado por ex corredores nacionales búlgaros que conocen tanto la técnica como la cultura local de la montaña.
La clase incluye la entrada al Parque Nacional Pirin y toda la enseñanza personalizada durante el horario reservado.
No, el alquiler del equipo no está incluido; deberás gestionar los esquís y botas por separado en Bansko.
Tu experiencia incluye instrucción privada personalizada con un ex corredor nacional directamente en las pistas de Bansko, además de la entrada al Parque Nacional Pirin para que te concentres en aprender o mejorar sin preocupaciones.
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