Subirás el Pan de Azúcar con un guía local, harás una breve pero emocionante escalada con equipo de seguridad, disfrutarás vistas únicas de las playas de Río y el Cristo Redentor desde la cima, y luego bajarás en teleférico hasta el Morro da Urca antes de regresar caminando a la Praia Vermelha. Prepárate para reír, sentir las piernas temblar y ver Río con otros ojos.
Lo primero que sentí fue el sabor salado en el aire — no solo del mar bajo la Praia Vermelha, sino también en mis labios mientras empezábamos a subir el Pan de Azúcar. Nuestro guía, Rafael, repartió arneses y cascos ahí mismo en la arena. Al ver mis manos temblorosas, sonrió y dijo: “Tranquilo, a todos nos tiembla un poco al principio”. Intenté bromear, pero la verdad es que el corazón ya me latía fuerte. La caminata arranca suave — se oyen pájaros de la Floresta da Tijuca y algo de samba que sube desde Urca en algún altavoz. Pero al mirar hacia arriba, te das cuenta de lo que queda por delante.
El tramo de 15 metros de escalada es donde la cosa se pone seria. Rafael nos mostró el punto donde Henrietta Carstairs dejó su huella en 1817 (la llamó “la inglesa que les ganó a todos los hombres”, y nos hizo reír). Tenía las manos tan sudadas que casi resbalo en la primera presa. Hay un momento, a mitad de camino, en el que se mezcla el olor a piedra húmeda y protector solar — extrañamente reconfortante. Alguien detrás murmuró que desde ahí Copacabana se veía diminuta. Yo no me animé a mirar abajo hasta que Rafael dijo: “¡Lo tienes!” y de pronto solo había cielo y ciudad extendiéndose bajo mis pies.
En la cima, por un instante todo queda en silencio salvo el viento y el clic de las cámaras. Ves el Cristo Redentor a lo lejos, Niterói al otro lado del agua y Copacabana enroscándose como una cinta. Nos sentamos en el granito tibio a comer algo (yo olvidé mi snack, pero alguien compartió su banana) mientras Rafael señalaba los viejos cables del teleférico y contaba historias de escaladores atrapados en tormentas aquí arriba. La bajada se siente casi demasiado fácil después de eso — subirse al teleférico con las manos sudadas y las piernas temblorosas es surrealista. El sol rebotaba en los cristales mientras descendíamos hacia el Morro da Urca.
No dejo de pensar en esa vista — cómo todo parecía pequeño por un momento, hasta mis propios miedos. Si buscas una excursión al Pan de Azúcar desde Río de Janeiro que se sienta auténtica y no solo el típico paseo turístico, esta es la opción. Solo no olvides tu botella de agua ni tu valentía (y si puedes, lleva un snack extra).
Incluye una escalada de 15 metros y exige buena condición física; no es recomendable para personas con miedo a las alturas o problemas de salud.
Sí, todo el equipo de seguridad necesario está incluido y certificado; los guías son instructores titulados.
Sí, el ticket incluye la bajada en el famoso teleférico del Pan de Azúcar hasta el Morro da Urca.
Lleva ropa ligera, zapatillas de trekking (no sandalias), agua (2L), snacks, protector solar, gafas de sol, repelente, chubasquero si llueve, algo de dinero extra y cámara.
La edad mínima es de 10 años; los menores deben ir acompañados de un adulto.
La caminata inicia cerca de la Praia Vermelha en Río de Janeiro; tras bajar en teleférico al Morro da Urca, se regresa caminando a la Praia Vermelha.
Tu día incluye todo el equipo de seguridad certificado para escalar el Pan de Azúcar, guiado por un instructor local experto por la ruta de la cara este; al llegar a la cima, bajarás en teleférico al Morro da Urca y luego caminarás de regreso a la Praia Vermelha en grupo.
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