Sube a un velero en Marina da Glória para un paseo al atardecer en Río de Janeiro, navegando junto a íconos como el Pan de Azúcar y el Cristo Redentor. Nada en la playa Adão e Eva, disfruta caipirinhas y vino espumoso ilimitados, snacks a voluntad y risas con tu guía y compañeros mientras Río se tiñe de dorado.
Subimos a la cubierta en Marina da Glória justo cuando el calor de la tarde empezaba a ceder — se olía la sal y el protector solar, y se escuchaba la risa suave de gente cerca. Nuestro guía, Rafael, nos recibió como si nos conociera de antes (quizá así son los cariocas), y nos sirvió la primera ronda de caipirinhas antes de zarpar. Traté de decir “obrigado” bien, pero él sonrió igual. El barco se sentía elegante pero sin formalidades — zapatos fuera, pies descalzos sobre la madera cálida, todos relajándose poco a poco.
La ciudad se veía distinta desde la Bahía de Guanabara. Navegamos junto a viejas fortalezas de piedra y ese museo que parece una nave espacial (Rafael nos contó que es el Museo de Arte Contemporáneo — seguro no lo habría adivinado). Éramos apenas una docena a bordo, así que nunca hubo aglomeración. Alguien puso samba bajito desde su móvil; el sonido se mezclaba con el viento y el ruido lejano del tráfico, una mezcla que aún puedo escuchar si cierro los ojos. La palabra clave aquí es paseo en velero al atardecer Río de Janeiro — pero en realidad es más sobre sentir cómo la ciudad se relaja mientras se va la luz.
Paramos en la playa Adão e Eva para nadar — el agua estaba más fría de lo que esperaba, con un escalofrío al principio, pero luego perfecta. Flotando ahí, viendo al Cristo Redentor en silueta… no pensé que me sentiría tan pequeño y afortunado al mismo tiempo. De vuelta en el barco había snacks por todos lados (me pasé con los pão de queijo), apareció vino espumoso de la nada, y Rafael no paraba de rellenar las copas sin complicaciones. Alguien intentó enseñarme a decir “salud” en portugués, seguro lo arruiné, pero a nadie le importó.
El sol se puso lentamente detrás del Pan de Azúcar — una luz dorada iluminó todos los rostros durante unos minutos que parecieron eternos. Después todo quedó en silencio un rato. Quizá todos estábamos simplemente disfrutando o pensando en otra cosa. Eso fue lo que más me quedó: no solo las vistas o las bebidas, sino esa sensación de ser parte de Río por una noche y no solo un espectador.
No incluye traslado desde hoteles, pero hay opciones de transporte público cerca de Marina da Glória.
El recorrido dura aproximadamente 3 horas de principio a fin.
Sí, incluye caipirinhas ilimitadas, vino espumoso, cerveza, refrescos y agua embotellada.
Sí, tendrás acceso a snacks y bocadillos durante todo el crucero.
Sí, los bebés son bienvenidos pero deben ir en el regazo de un adulto durante el viaje.
El velero zarpa desde Marina da Glória, en el centro de Río de Janeiro.
Sí, hay una parada para nadar en la playa Adão e Eva durante el paseo.
El grupo se limita a 14 pasajeros para mantener un ambiente íntimo.
Tu velada incluye embarque en Marina da Glória con todas las bebidas alcohólicas (caipirinhas, vino espumoso, cerveza), refrescos y agua embotellada disponibles todo el tiempo. Disfrutarás de abundantes snacks y bocadillos a bordo entre las paradas para ver lugares y el baño en la playa Adão e Eva, antes de regresar al puerto tras el atardecer.
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