Caminarás por puentes milenarios en Konjic y Mostar, sentirás la historia en el memorial de Jablanica, probarás comida local en rincones escondidos y escucharás relatos de tu guía mientras recorres los paisajes de Herzegovina. Con recogida en hotel y entradas incluidas, te llevarás mucho más que fotos: momentos que perduran mucho después de volver a Sarajevo.
Lo primero que me llamó la atención fue cómo la luz de la mañana iluminaba el antiguo puente de piedra de Konjic — un tono dorado pero algo apagado, como si la historia que ha vivido le hubiera quitado brillo. Nuestro guía, Emir, nos llamó y señaló una placa tallada en el centro. Nos contó que Ali-aga Hasečić construyó ese puente hace siglos, y traté de imaginar cómo sería antes de que el río dividiera el pueblo durante la guerra. Había un olor a leña quemada que venía de algún lugar cercano, mezclado con el aire del río. Me sorprendió lo tranquilo que se sentía, para un lugar que ha sido reconstruido tantas veces.
Seguimos por el cañón del río Neretva — sinceramente, no esperaba que los acantilados fueran tan impresionantes. La carretera serpenteaba sobre aguas azul verdosas, y Emir puso unas canciones antiguas bosnias a bajo volumen (dijo que era “para ambientar”). En Jablanica paramos en el Complejo Conmemorativo de la Batalla del Neretva. El puente roto queda colgando sobre el río — no es bonito, pero estar ahí te deja un peso en el pecho. Un par de vecinos mayores estaban sentados en un banco cerca, charlando en bosnio; uno me saludó con un gesto al pasar.
Luego llegamos a Mostar — más animado de lo que esperaba, con niños corriendo por los adoquines y comerciantes saludando a los visitantes. El Puente Viejo es más empinado de lo que parece en las fotos (casi resbalo). Emir nos contó historias de los clavadistas que saltan por monedas — parece que es toda una tradición aquí. Visitamos un pequeño museo sobre el puente; muchas fotos en blanco y negro y restos de antes de su reconstrucción. Almorzamos en un lugar escondido tras un callejón — ćevapi a la parrilla con cebolla cruda y pan fresco que me dejó las manos con olor a humo toda la tarde.
Después del almuerzo fuimos a la Tekke de Blagaj, junto al manantial del río Buna. El agua está helada si la tocas (yo lo hice), y había un silencio especial alrededor del monasterio, solo roto por el canto de los pájaros y el agua brotando de la roca. Fue un respiro de paz tras el bullicio de Mostar. La última parada fue Počitelj — torres de piedra que suben por la colina, higueras por todas partes y un anciano vendiendo granadas en la puerta de su casa. Tenía las piernas cansadas, pero no quería irme todavía; esa vista al río se me quedó grabada más tiempo del que esperaba.
Es un tour de día completo que visita varios pueblos, incluyendo Mostar, Blagaj, Konjic, Jablanica y Počitelj.
Sí, la recogida en el hotel está incluida en la reserva.
Visitarás el puente otomano de Konjic, el Complejo Memorial de Jablanica, el casco antiguo y el Puente Viejo de Mostar (Patrimonio de la UNESCO), la Tekke de Blagaj junto al manantial Buna y el pueblo de Počitelj.
El itinerario contempla una parada para almorzar en un restaurante local durante la visita a Mostar.
Sí, todas las entradas a los sitios que visites están incluidas en el precio del tour.
El tour es accesible para sillas de ruedas y cuenta con opciones de transporte para todos los niveles de movilidad.
El grupo se limita a 15 personas para ofrecer una experiencia más personalizada.
Un guía local te acompañará todo el día, compartiendo historias y contexto en cada parada.
Tu día incluye recogida en hotel en Sarajevo en vehículo con aire acondicionado, agua embotellada durante el trayecto, todas las entradas a los sitios que visites —incluyendo museos— y tiempo para almorzar en un restaurante tradicional antes de regresar por la tarde con tu guía acompañándote en cada paso.
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